Abu Ahmad, único sostén de la familia, hizo todo lo que pudo para mantenerla desde 2011, cuando se deterioró la situación en Siria. El agua, algo tan básico, se convirtió en una lucha diaria.
Khadija vive con su marido y cinco hijos, ninguno de los cuales va a la escuela debido a su grave situación económica. El pueblo donde viven carece de servicios esenciales, lo que agrava sus problemas. Hasta hace poco, luchaban contra la escasez de agua.
Noura, de Toul, en Nabatiyeh, había sufrido múltiples pérdidas de embarazo en el pasado. En respuesta, Acción contra el Hambre (ACF), con el apoyo del Fondo Humanitario del Líbano (LHF), intervino para ayudar a Noura.
Basora es la provincia iraquí más afectada por la crisis hídrica del país, y sus habitantes luchan por acceder a agua. Para mejorar la planificación y la gestión del agua, Acción contra el Hambre ha formado a ingenieros.
Acción contra el Hambre, financiada por el Disaster Emergency Committee, ha desplegado un equipo médico móvil, equipado con el material médico necesario y por profesionales médicos, que visitan estas aldeas remotas.