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Acción contra el Hambre apoya a cocinas comunitarias en el sur del Líbano. © Celine Haddad para Acción contra el Hambre
Acción contra el Hambre apoya a cocinas comunitarias en el sur del Líbano. © Celine Haddad para Acción contra el Hambre
Acción contra el Hambre apoya a cocinas comunitarias en el sur del Líbano. © Celine Haddad para Acción contra el Hambre

Las continuas violaciones, el colapso de los medios de vida y la interrupción del acceso suponen riesgos urgentes para el Líbano, advierte Acción contra el Hambre

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  • El alto el fuego se ha violado miles de veces. Desde su entrada en vigor, el Líbano ha sido testigo de ataques con drones e incursiones aéreas casi diarios en el sur del país y en la Becá, así como de importantes ataques aislados en los suburbios del sur de Beirut.
  • Con los daños continuos a las infraestructuras hidráulicas esenciales, la interrupción generalizada de la producción agrícola y la presión sobre los servicios sanitarios, los riesgos de enfermedades están aumentando en todo el país y 1,2 millones de personas se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria.
  • Acción contra el Hambre, que trabaja en el Líbano desde 2006, está proporcionando asistencia esencial a las comunidades necesitadas, a pesar de las continuas amenazas a la seguridad, las restricciones de acceso y los ataques contra materiales esenciales para la recuperación.

Lejos de consolidarse, el alto el fuego en el Líbano se ha desintegrado prácticamente desde su acuerdo el 27 de noviembre de 2024. La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) ha registrado más de 10 000 violaciones por parte de las fuerzas israelíes al norte de la Línea Azul. Por otra parte, la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha informado de cuatro incidentes con proyectiles disparados desde el Líbano hacia Israel.

Los efectos son amplios y devastadores. Más de 64 000 personas siguen desplazadas como consecuencia del conflicto, mientras que otras miles se enfrentan a restricciones en el acceso al agua potable, los alimentos y los servicios sanitarios. Las familias que regresan a sus pueblos se enfrentan a graves riesgos debido a la presencia de restos explosivos, viviendas dañadas y servicios interrumpidos.

"La gente está desesperada por volver a casa y reconstruir sus vidas, pero en muchos casos temen que no haya nada a lo que volver", afirma Suzanne Takkenberg, directora de Acción contra el Hambre en el Líbano.

 

Servicios básicos colapsados e inseguridad alimentaria aumentando 

Dos informes recientes de Acción contra el Hambre, Oxfam e Insecurity Insight destacan el impacto que el conflicto ha causado en el suministro de agua potable y la seguridad alimentaria, necesidades básicas esenciales para la vida. El primero, titulado «Cuando las bombas cierran los grifos: el impacto del conflicto en la infraestructura hídrica del Líbano», señala que 150 000 personas en el sur no tienen acceso a agua corriente debido a daños causados en una estación de bombeo crítica, que sigue fuera de servicio. Según el segundo informe, «Lo hemos perdido todo: el impacto del conflicto en los agricultores y la seguridad alimentaria en el Líbano», el 90 % de los agricultores entrevistados han visto cómo su producción se reducía y, en algunos casos, paraba completamente. 

Según las últimas previsiones de la Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria (CIF), 1,2 millones de personas —una quinta parte de la población— se enfrentan actualmente a una grave inseguridad alimentaria. Con el aumento de los precios de los alimentos, el coste de la cesta mínima de supervivencia es inasequible para la mayoría.

La sequía prolongada y la escasez crónica de agua agravan la situación, afectando tanto a los medios de vida agrícolas como a la salud pública. Mientras tanto, los centros de salud operativos carecen de suministros y personal, y la inflación y el desempleo impiden a los hogares acceder a atención médica.

Suzanne Takkenberg señala que los esfuerzos de recuperación se han visto aún más socavados por una serie de ataques contra los activos utilizados para la reconstrucción, como excavadoras, depósitos de combustible y materiales de construcción. "Estamos asistiendo a lo que parece una campaña sostenida para impedir el retorno seguro y la rehabilitación. Este tipo de ataques no solo agotan los recursos y la financiación necesarios para restablecer los servicios, sino que disuaden a los operadores locales de perseverar en la respuesta, algo que vemos cada vez más como comunidad humanitaria", añade.

 

Acceso humanitario restringido

Esta respuesta se ve aún más obstaculizada por la ocupación continuada por parte de las fuerzas israelíes de varias zonas cercanas a la frontera, a pesar de que el acuerdo de alto el fuego exige su retirada total del territorio libanés. Esta presencia, así como los continuos riesgos de seguridad, suponen un obstáculo para las operaciones humanitarias.

Acción contra el Hambre tuvo que reubicar su oficina en Tiro durante el conflicto, poco antes de que un ataque alcanzara un edificio vecino. Los equipos siguen prestando asistencia vital a las personas necesitadas, incluso en las zonas más inestables, pero se ven obligados a interrumpir temporalmente sus operaciones debido a ataques en las inmediaciones.

La inestabilidad está aumentando en un contexto de disminución de la financiación humanitaria disponible. "Sin recursos adicionales, estas necesidades críticas seguirán aumentando en 2026", afirma Suzanne Takkenberg.

Acción contra el Hambre lleva trabajando en el Líbano desde 2006 para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables. Desde el inicio del conflicto, la organización ha trabajado para garantizar la asistencia a las personas desplazadas y a aquellas que intentan regresar, mediante la rehabilitación de las infraestructuras básicas de agua y saneamiento, el apoyo a la recuperación agrícola y la seguridad alimentaria, y la satisfacción de las necesidades sanitarias y nutricionales en las zonas más afectadas.

"Un año después, la paz sigue siendo una promesa incumplida para miles de familias. Debemos actuar ahora para evitar que esta crisis se convierta en una catástrofe prolongada", afirma Suzanne Takkenberg. "Acción contra el Hambre insta a todas las partes a respetar el alto el fuego, garantizar el acceso humanitario sin restricciones y dar prioridad a la protección de la población civil. La comunidad internacional debe redoblar su apoyo financiero para evitar un deterioro irreversible de las condiciones de vida en el Líbano", concluye.

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