El conflicto es la causa principal del hambre. Y está en aumento.
Cuando se destruyen los campos, se roban las cosechas, se envenenan los pozos y se bombardean los mercados, la gente muere de hambre. No importa quién luche, el hambre siempre gana.
Trabajamos por un mundo sin hambre, algo que hace décadas podía parecer imposible, a día de hoy ya no lo es. Somos la primera generación que puede acabar con el hambre.