COMPROMISO CON EL MEDIOAMBIENTE Y ENTORNO AMBIENTAL
LA CRISIS CLIMÁTICA AGRAVA EL HAMBRE
LA CRISIS CLIMÁTICA AGRAVA EL HAMBRE AL AFECTAR LA SALUD DIRECTAMENTE, ASÍ COMO A LAS DESIGUALDADES SOCIALES
Por lo que en Acción contra el Hambre nos comprometemos a estar a la vanguardia de la lucha contra el hambre avanzando y adoptando un enfoque que respete el clima y el medio ambiente con especial atención a la desigualdad de género.
Nuestra Política de Medioambiente y Clima (2022-2025) describe nuestros compromisos para abordar la crisis climática y la degradación ambiental, estableciendo principios básicos y un conjunto de estándares mínimos que guíen nuestras intervenciones. Incorpora perspectivas globales y locales que protegen el medio ambiente e identifican y mitigan los riesgos ambientales.
Como parte de los compromisos recogidos en nuestra política y en línea con la lucha no solo contra las consecuencias del cambio climático sino también contra las causas, elaboramos informes de huella de carbono 2019 y 2021. En este informe se contabiliza y reporta las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) asociadas a las actividades de Acción contra el Hambre, identificando las principales fuentes de emisión y las cantidades de GEI emitidos. Estos informes tienen como objetivo dar a conocer la situación actual mostrando los resultados de línea base calculada,
La huella de carbono es un recuento de los gases de efecto invernadero (GEI) que se liberan a la atmósfera como consecuencia de la actividad humana y que tienen consecuencias humanitarias como catástrofes naturales, inseguridad alimentaria, desplazamientos. Por tanto, la huella de carbono es la herramienta que nos permite medir y comprender el impacto directo de nuestra actividad en el cambio climático y establecer medidas para reducirlo.
Estos informes nos permiten conocer la situación actual, mostrando los resultados de la línea de base, a partir de la cual se ha elaborado el plan de reducción de la huella de carbono . El objetivo de este plan es proporcionar una guía clara y práctica para tratar de reducir nuestra huella de carbono y adoptar prácticas más sostenibles, teniendo en cuenta tres áreas clave: gestión de la energía, movilidad y compras. En el plan de reducción de la huella de carbono se establecen una serie de medidas concretas que nos permitirán mejorar el impacto de nuestra actuación, entre las que destacan la implantación de medidas de eficiencia energética, la promoción de fuentes de energía renovables, la adopción de tecnologías más limpias y sostenibles, y la sensibilización y formación del personal para fomentar prácticas sostenibles en todos los ámbitos de la organización
El mandato principal de nuestra organización no es proteger el medio ambiente y el cambio climático, no es un objetivo directo y explícito que debamos alcanzar en nuestra estrategia. Pero si es un objetivo estratégico transversal integrar el medioambiente y el impacto del cambio climático en todos nuestros programas, con las comunidades en el centro y con una forma de trabajar con nuestros equipos y stakeholders (donantes públicos y privados, socios locales e internacionales). Si nuestras operaciones tienen un impacto negativo en el medioambiente, de forma indirecta puede aumentar la vulnerabilidad de las poblaciones y, por tanto, socavar la justificación de la acción humanitaria y los daños medioambientales consecuentes pueden también perjudicar a las actividades de recuperación y desarrollo. Los que más sufren el cambio climático suelen ser los que menos contribuyen. En conformidad con nuestra política de medioambiente, entendemos que un entorno seguro, limpio, saludable y sostenible es fundamental para la plena realización de toda una serie de derechos humanos, entre otros el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al agua y al saneamiento. La evaluación del impacto ambiental potencial de nuestras operaciones garantizará que se respetan tales derechos, y que incluso en los peores escenarios nos centramos en los problemas críticos al tiempo que protegemos los recursos. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de preservar el medio ambiente allá donde intervenimos, en línea con el principio de "no hacer daño", que implica que toda acción humanitaria debe reducir su impacto negativo sobre el medio ambiente. Si tenemos un comportamiento ejemplar y ponemos en marcha medidas para mitigar el impacto de nuestras acciones en el medioambiente, contribuimos a los esfuerzos mundiales para combatir las crisis medioambientales y climáticas y animamos a otras organizaciones a adoptar comportamientos respetuosos con el medio ambiente.
Además, nos hemos adherido al Pacto por el Clima de las fundaciones españolas a través del cual reconocemos la urgencia de contribuir decididamente a enfrentar la crisis climática, así como la Carta sobre el Clima y el Medioambiente para organizaciones humanitarias.