Contexto humanitario
Pakistán, el quinto país más poblado del mundo, enfrenta diversas crisis humanitarias, incluida la pandemia de la COVID-19. A pesar de tener bajas emisiones de CO2, sufre catástrofes climáticas como inundaciones, sequías y extremos inviernos. Las recurrentes calamidades naturales, como las intensas nevadas de enero de 2020 y las persistentes lluvias monzónicas en el verano de 2022, afectaron a millones de personas, dejándolas sin viviendas y enfrentando condiciones extremadamente frías. Además, el país se enfrenta a problemas de desempleo, conflictos e inestabilidad política.
BENEFICIARIOS
trabajadores
NUTRICIÓN
AGUA, SANEAMIENTO E HIGIENE
Nuestra actividad
Acción contra el Hambre ayuda a los refugiados afganos y a la población que los acoge en Pakistán. Para ello ofrece servicios sanitarios, tratamientos integrados de desnutrición aguda y apoyo psicosocial y de salud mental a niños y mujeres. Dado lo vulnerable que es la población ante las catástrofes naturales, la organización implementó proyectos en provincias de riesgo para que estuvieran más preparadas ante las emergencias y mejoró los sistemas que permiten detectarlas de forma temprana.
Acción contra el Hambre también apoyó a algunas de los 33 millones de personas afectadas por las inundaciones en las provincias de Sindh y Baluchistán. La financiación permitió dar una respuesta rápida para ayudar a hogares vulnerables, lo que se tradujo en distribución de dinero en efectivo, suministro de artículos no alimentarios, rehabilitación de las instalaciones de abastecimiento de agua, construcción de letrinas y creación de campamentos médicos móviles. Además, el equipo también impartió formación de primeros auxilios psicológicos, distribuyó kits de higiene y proporcionó herramientas agrícolas.
DÓNDE
AYUDAMOS
Ayudamos a 24,5 millones de personas anualmente. Trabajamos en 55 países de África, Asia, América Latina y Europa, los más amenazados por el hambre.
TESTIMONIOS
ADIL JABBAR, REFUGIADO AFGANO DE 50 AÑOS, LLEVA MÁS DE LA MITAD DE SU VIDA EN PAKISTÁN
donde trabaja como agricultor junto a sus hermanos y seis hijos, tras huir de Afganistán después de que una grave sequía destruyera sus tierras.
En verano de 2022, Pakistán sufrió las peores lluvias monzónicas de su historia, que resultaron en la destrucción de unos 2,3 millones de hogares. Una de las provincias más afectadas fue Baluchistán, en el sudoeste de Pakistán, en la frontera con Afganistán. Una zona donde el 41 % de la población sufre niveles de inseguridad alimentaria considerados como crisis (IPC). A pesar de ello, la provincia es conocida como el frutero de Pakistán, ya que allí se produce el 90 % de las uvas, cerezas, almendras, manzanas, albaricoques y granadas del país. Precisamente porque tanta población se dedica a la agricultura, el cambio climático es una grave amenaza.
Los equipos de emergencias de Acción contra el Hambre lanzaron una respuesta de emergencia para ayudar a las víctimas de las lluvias torrenciales, repartiendo ropa de abrigo y kits de higiene para las mujeres, instalando puntos de suministro de agua y letrinas, y proporcionando a los hogares ayuda monetaria para cubrir sus necesidades inmediatas.
Adil Jabbar es uno de los supervivientes de las inundaciones. Así recuerda aquel día: "El agua se acercaba cada vez más. Corrí a mi casa y les dije a todos que salieran inmediatamente. Mi pobre madre no podía andar. La inundación nos pilló desprevenidos en plena noche".
“En Afganistán cultivábamos almendras y uvas. Teníamos una mansión de diez habitaciones. Pero ¿qué sentido tiene tener una mansión si no tienes nada que comer? Así que dejamos la granja y la mansión y vinimos aquí". Tras pasar por varios alojamientos provisionales, Adil encontró por fin un lugar donde establecerse, pero la noche de las inundaciones, la casa se derrumbó. Adil reunió a sus hijos, una maleta y una manta y dejó la vida que había tardado años en construir en Pakistán arrasada por la lluvia.
Los equipos de Acción contra el Hambre distribuyeron en la zona ropa de abrigo, colchones, lonas para proteger las casas de la lluvia y artículos esenciales para cocinar, lavar y garantizar el acceso al agua potable.