Las familias refugiadas afganas expulsadas de Pakistán se enfrentan a nuevas dificultades
Casi un año después de la oleada inicial de deportaciones, la expulsión de afganos de Pakistán ha dejado a miles de familias y niños en una situación desesperada.
A día de hoy, unos 670.000 afganos han regresado de Pakistán a su país de origen desde el 15 de septiembre de 2023, según ACNUR.
Consecuencias duraderas de las expulsiones
Despojados de sus hogares y medios de subsistencia, muchos se enfrentan ahora a la pobreza extrema, la falta de vivienda y el acceso limitado a las prestaciones básicas. Más allá de las dificultades físicas, muchos han experimentado el trauma de ver sus vidas desarraigadas en cuestión de horas, lo que les ha llevado a niveles elevados de ansiedad, depresión y desesperación. La pérdida repentina de estabilidad y la incertidumbre sobre su futuro agravan estos problemas de salud mental.
La provincia limítrofe de Helmand acogió a muchos de los retornados, donde Acción contra el Hambre ha trabajado durante muchos años. En Lashkar Gah, la capital provincial, nuestros equipos respondieron rápidamente para ayudar a las familias más vulnerables expulsadas de Pakistán, proporcionando dos rondas de ayuda en efectivo polivalente a 600 hogares, es decir, 4.200 personas.
"Somos emigrantes eternos"
Jan Mohammad vivió en Pakistán durante más de 10 años. A pesar de que toda su familia fue expulsada, aún no se ha dado cuenta del todo de que debe empezar de cero otra vez. "En Pakistán trabajaba como obrero de la construcción y jardinero, lo que me bastaba para mantener a mi familia. Después de que nos deportaran aquí [a Afganistán], hemos estado viviendo en ruinas y a veces en casa de otras personas. Ahora estamos en constante movimiento como emigrantes, y toda nuestra vida ha quedado atrapada en esta realidad".
Hace cuatro meses que Jan Mohammad y su familia intentan adaptarse a su nueva vida de vuelta en Afganistán. Dada su extrema vulnerabilidad, este hogar se ha beneficiado durante dos meses de la ayuda en efectivo proporcionada por Acción contra el Hambre. "Esta ayuda nos ha permitido comprar guisantes, arroz y patatas. Sin embargo, vivimos en tiendas de campaña y necesitamos urgentemente una vivienda adecuada. Aquí no hay nada que hacer, no encuentro trabajo", lamenta.
De hecho, la mayoría de los retornados señalan la falta de alojamiento como su preocupación más urgente. Unas 200 familias fueron alojadas inicialmente en un campamento provisional en las afueras de Lashkar Gah, mientras que otras tuvieron que buscar vivienda con familiares o alquilarla por su cuenta. La gente necesita refugio urgentemente, y aunque el periodo estival es más llevadero a pesar de las altas temperaturas, esta cuestión volverá a ser crítica en invierno.
La historia de Jan Mohammad es sólo una de las miles de voces afganas silenciadas por la lucha diaria por la supervivencia. El destino incierto de estas personas desplazadas pone de manifiesto una crisis humanitaria, ya que se enfrentan a las duras realidades del desplazamiento con poco o ningún apoyo.
La suspensión temporal de las expulsiones de refugiados afganos indocumentados anunciada en julio es un importante paso adelante, pero debe hacerse permanente para respetar el derecho internacional. A pesar de los llamamientos a la comunidad internacional para que aumente su apoyo a Afganistán, la difícil situación de estas comunidades vulnerables sigue sin resolverse.