Contexto humanitario
Filipinas es una nación insular del sudeste asiático con gran actividad sísmica que sufre periódicamente catástrofes naturales como actividad volcánica, terremotos y maremotos, tsunamis y tifones. Las fuertes precipitaciones de la estación lluviosa provocan inundaciones y corrimientos de tierra. Las consecuencias de estas catástrofes son devastadoras, con miles de muertos y daños materiales y económicos a largo plazo para los supervivientes.
Entre los principales problemas humanitarios figuran la desigualdad entre poblaciones ricas y pobres, y la falta de alimentos y agua potable para muchas personas en condiciones precarias. En paralelo, el país ha seguido sufriendo los efectos de la pandemia de la COVID-19 en su sistema sanitario y en su economía.
BENEFICIARIOS
trabajadores
Agua, Saneamiento e Higiene
SEGURIDAD ALIMENTARIA, MEDIOS DE VIDA Y REFUFUGIO
EXPATRIADOS
NACIONALES
Nuestra actividad
Filipinas se enfrenta a una incesante lucha contra el hambre en un contexto de enormes desafíos climáticos, y sigue siendo el país más propenso a las catástrofes naturales según el Índice de Riesgo Global 2023. Su gran dependencia de los recursos naturales para subsistir agrava aún más la situación de hambre en el país. Recientemente, las Estaciones Meteorológicas Sociales han puesto de relieve la cruda realidad: el 12,6% de los hogares filipinos padecieron hambre de forma involuntaria en el último trimestre de 2023, subrayando el problema generalizado de la inseguridad alimentaria. Para complicar aún más la situación, el país se enfrenta a la llegada de El Niño a partir de julio de 2023.
Además de los constantes conflictos localizados en Mindanao, las comunidades pueden enfrentarse a un nuevo aumento de las tensiones, ya que las próximas elecciones de 2025 que marcarán el fin de la transición a la Región Autónoma de Bangsamoro en el Mindanao Musulmán (BARMM) podrían intensificar los problemas existentes.
La misión de Acción contra el Hambre en Filipinas interviene estratégicamente en este complejo panorama, empleando un enfoque multisectorial. Nuestro programa de Agua, Saneamiento e Higiene en Situaciones de Emergencia garantiza una respuesta rápida y eficaz durante las crisis, que incluye la rehabilitación de infraestructuras vitales. Proporcionamos a los trabajadores sanitarios comunitarios equipos esenciales y coordinamos misiones de salud móviles para llegar a zonas remotas. Facilitamos la detección y tratamiento de la malnutrición, permitiendo el acceso a la ayuda alimentaria, así como el acceso a asistencia de salud mental y la atención psicosocial de las comunidades afectadas por la catástrofe.
En estrecha colaboración con socios locales, llevamos a cabo programas específicos destinados a reforzar la resiliencia de las comunidades y mitigar el impacto de las catástrofes climáticas. Además, seguimos prestando apoyo en el desarrollo de protocolos de acción preventiva para sequías y temporadas de estío en colaboración con los organismos gubernamentales locales, al tiempo que hacemos un seguimiento activo de las tendencias climáticas que afectan a las fuentes de agua.
A lo largo de 2023, Acción contra el Hambre en Filipinas logró importantes hitos, como la ampliación de las asociaciones locales y la mejora de las capacidades de respuesta ante emergencias. Desde hacer frente a los desplazamientos provocados por conflictos armados hasta prestar asistencia básica tras catástrofes naturales como el supertifón Doksuri, el terremoto de Sarangani y las inundaciones de Samar, nuestras intervenciones son un ejemplo de resiliencia y experiencia técnica. Además, nuestro compromiso con la diversidad y la prevención se materializó en el establecimiento de una nueva oficina base en Siargao, con planes de expansión a Tawi-Tawi para 2024.
DÓNDE
AYUDAMOS
Ayudamos a 24,5 millones de personas anualmente. Trabajamos en 55 países de África, Asia, América Latina y Europa, los más amenazados por el hambre.
TESTIMONIOS
ERNA CRISOLOGO, DE 35 AÑOS, ESTA ORGULLOSA DE SER ARROCERA.
Creció en una familia de arroceros y ha vivido toda su vida en medio de los arrozales. Además del arrozal que rodea su casa, Erna y su marido, Rubén Cabalán, de 35 años, tienen una pequeña plantación de cocoteros en lo alto de la montaña.
Por desgracia, en diciembre de 2021, el tifón Odette arrasó Filipinas dejando un rastro de destrucción a su paso. La casa de Erna y Rubén en barangay Capalayan, una zona rural a las afueras de Surigao City, fue completamente arrasada, junto con sus plantas de arroz y cocoteros.
Erna participó en las sesiones de formación sobre medios de subsistencia y recibió ayuda en efectivo para restablecer los medios de subsistencia de su familia gracias a la respuesta de emergencia puesta en marcha por Acción contra el Hambre.
Tras el tifón, Erna, Rubén y su hija Shekanaiah, de 8 años, se refugiaron en una escuela cercana que sirvió como centro de evacuación. Los primeros días después de la tormenta, su situación fue desesperada. El centro estaba abarrotado y las familias pasaban hambre. Tardaron casi una semana en llegar los alimentos y otros artículos de socorro porque las carreteras estaban intransitables.
Sin hogar al que regresar, Erna y su familia permanecieron en el centro de evacuación durante dos meses. "Estaba muy estresada por nuestra situación", recuerda Erna. "Nuestras plantas de arroz quedaron totalmente arrasadas y nuestros cocoteros dañados. Ya no teníamos fuente de ingresos ni de alimentos".
Afortunadamente, encontraron la luz al final del túnel. Acción contra el Hambre donó a la familia de Erna materiales de construcción, que combinaron con tablones sobrantes de su antigua casa para construir un nuevo hogar.
Una vez que su familia volvió a tener un techo bajo el que cobijarse, Erna y otros agricultores afectados por el tifón asistieron a una formación sobre buenas prácticas agrícolas y producción orgánica de hortalizas, organizada por Acción contra el Hambre. Erna aprendió a fabricar y aplicar insecticidas y fertilizantes orgánicos y a mejorar la construcción de sus diques.
Erna también participó en una formación sobre conocimientos financieros y redactó un plan de negocio para acceder a una ayuda en efectivo de 15.000 pesos. Utilizó los fondos para comprar herramientas como un pulverizador para el fertilizante orgánico, una pala, un impermeable, botas de goma, semillas de arroz orgánico y para pagar los costes de mano de obra para la preparación de la tierra. "Me siento muy feliz y entusiasmada por empezar a plantar arroz de nuevo", dice Erna.
"Aprendí que es muy importante ahorrar para no pasar hambre en caso de catástrofe. Estamos muy agradecidos de que Acción contra el Hambre nos diera fondos para reiniciar nuestro negocio. Ahora no tenemos deudas que pagar y podemos empezar a ahorrar inmediatamente."
Erna sonríe satisfecha: "Ahora nos va bien. No sólo nos va bien, estamos bien".