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Bol Kek, de 45 años, de Paguir, recoge bulbos de nenúfar para molerlos y hacer una pasta comestible. Aparte del pescado, es la única fuente de alimento disponible en este pueblo de Sudán del Sur afectado por graves inundaciones © Peter Caton para Acción contra el Hambre
Bol Kek, de 45 años, recoge bulbos de nenúfar para molerlos y hacer una pasta comestible. Aparte del pescado, es la única fuente de alimento disponible en este pueblo de Sudán del Sur afectado por inundaciones © Peter Caton para Acción contra el Hambre

Una de cada once personas en el mundo sufre de hambre

Actualidad
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ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE SEÑALA LOS SIGUIENTES RETOS: REDUCIR LA DESNUTRICIÓN INFANTIL, AMPLIAR LOS SISTEMAS DE PROTECCIÓN SOCIAL Y DISMINUIR EL IMPACTO DE LA VIOLENCIA SOBRE EL HAMBRE AGUDA

Reacciones al Informe de naciones unidas ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’.

  • 733 millones de personasel 9,1% de la población global, padecen hambre según el informe publicado hoy por Naciones Unidas. Aunque esta cifra se ha estabilizado en los últimos tres años, sigue siendo superior a la de antes de la pandemia, con un incremento de 152 millones desde 2019.
  • La desigualdad crónica, los conflictos y las crisis climáticas son los principales impulsores del hambre mundial.
  • Para Acción contra el Hambre los grandes retos siguen siendo: 1) reducir el número de niños menores de 5 años que sufren desnutrición aguda severa; 2) ampliar los sistemas de protección social para garantizar que las comunidades vulnerables accedan a servicios básicos de salud, agua y nutrición; y 3) trabajar para disminuir el impacto que causa la violencia y los conflictos en el hambre aguda.

El número de personas que sufren hambre en el mundo es de 733 millones, lo que representa el 9,1% de la población mundial, según el último informe El Estado de la Seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo publicado hoy por Naciones Unidas. Este número se ha mantenido constante en los últimos tres años, pero aún supera las cifras anteriores a la pandemia de COVID-19. Desde 2019, el número de personas que padecen hambre ha aumentado en 152 millones. Acción contra el Hambre pide medidas financieras adecuadas y una transformación profunda de los sistemas alimentarios.

Este año, África reemplazará a Asia como la región con más de la mitad de las personas desnutridas del mundo. El hambre en África está creciendo a un ritmo alarmante, afectando a una de cada cinco personas. La inseguridad alimentaria moderada o grave en el continente es casi el doble de la media mundial. En las regiones de América Latina y el Caribe se han registrado avances en la lucha contra el hambre, mientras que en Asia el hambre se ha mantenido relativamente estable.

“El hambre es una crisis provocada por personas y la solución también puede venir de la mano de las personas. No hemos avanzado lo suficiente contra el hambre debido a la crisis climática, la desigualdad crónica y los conflictos, que siguen causando inseguridad alimentaria y falta de acceso a una alimentación adecuada en muchas partes del mundo. Debemos redoblar nuestros esfuerzos en la prevención, fortaleciendo sistemas alimentarios sostenibles, reduciendo la desigualdad y mejorando el acceso humanitario a las comunidades afectadas por conflictos”, señala Amador Gómez, director de investigación e innovación de Acción Contra el Hambre

El informe también señala que 2,8 mil millones de personas no pueden permitirse dietas saludables. Además, la prevalencia de la anemia en mujeres de 15 a 49 años ha aumentado, afectando casi al 30% de las mujeres en todo el mundo, lo que equivale a 571 millones de mujeres.

“Desde Acción contra el Hambre sostenemos que es fundamental prevenir el hambre abordando los factores políticos que la impulsan, incluidos los conflictos, el cambio climático y la desigualdad de género. Necesitamos fortalecer la producción local de alimentos y abordar las consecuencias de la volatilidad de los mercados, garantizando el acceso a los insumos agrícolas y a los alimentos nutritivos. Es necesario acelerar la acción climática, garantizando que las comunidades menos responsables de esta crisis reciban los fondos para adaptarse. También debemos cambiar las normas sociales y leyes que hacen que mujeres y niñas sean las últimas en comer y las que menos reciben. Los gobiernos deben implementar políticas y asignar presupuestos para lograrlo”, destaca Manuel Sánchez-Montero, director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre.

FINANCIAR LA LUCHA CONTRA EL HAMBRE

El tema del informe SOFI de este año, «Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas», pone de relieve la dramática insuficiencia de los fondos aportados por la comunidad internacional para la lucha contra el hambre: de los fondos públicos que se dirigen a cooperación al desarrollo, menos de una cuarta parte van a seguridad alimentaria y nutrición. El déficit de financiación para acabar con el hambre podría ascender a varios billones de euros.

“El año pasado, los países que atravesaban niveles críticos de hambre recibieron solo el 65 % de lo que necesitan para sus planes de respuesta humanitaria. Prevenir el hambre tiene un efecto multiplicador, ya que disminuye los costes económicos y sociales en el futuro. Además, ayuda a que las comunidades sean más fuertes y mejor preparadas para enfrentar futuras crisis. Por ello, es crucial que los gobiernos y los donantes prioricen estrategias que refuercen los sistemas locales y que aseguren un apoyo financiero que sea tanto flexible como duradero.” explica Amador Gómez.

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