

UN AÑO DESPUÉS: HISTORIAS DE PERSONAS REFUGIADAS DE NAGORNO-KARABAJ EN ARMENIA
Por Carlotta Wichmann, Acción contra el Hambre
Ha pasado más de un año y medio desde que el conflicto de septiembre y octubre de 2023 en Nagorno-Karabaj obligara a más de 100.000 personas -casi toda la población- a huir a Armenia. La situación humanitaria sigue siendo crítica, y el sector de la vivienda armenio tiene dificultades para satisfacer la creciente demanda. La afluencia de personas refugiadas ha provocado un aumento de los precios de los alquileres y las propiedades, lo que hace casi imposible que las personas más vulnerables mejoren sus condiciones de vida sin ayuda externa.
La integración en el mercado laboral es otro obstáculo importante al que se enfrentan los refugiados. El mercado laboral en Nagorno-Karabaj era limitado, con muchas personas empleadas en el sector público, y el desplazamiento rápido y peligroso dejó a la mayoría de los refugiados sin activos económicos, lo que disminuye aún más sus posibilidades de encontrar empleo o emprender nuevas iniciativas en Armenia.
El bienestar psicológico de los refugiados es quizá la cuestión más crítica. Los altos niveles de trauma y la mala salud mental son obstáculos significativos para su autosuficiencia y su capacidad de contribuir a la sociedad armenia.
DESDE EL TERRENO
Durante el tiempo que pasé entrevistando a personas refugiadsa de Nagorno-Karabaj, escuché innumerables historias que me conmovieron profundamente. Un tema recurrente es la profunda conexión que la gente sigue sintiendo con su tierra natal y muchas personas hablan de su anhelo de regresar, a pesar de saber que es poco probable. Cuentan el momento en que, en septiembre y octubre de 2023, tuvieron que tomar la difícil decisión de dejarlo todo atrás. Todos habían intentado permanecer en Nagorno Karabaj tanto tiempo como pudieron, pero una vez que las bombas cayeron sobre las casas de sus vecinos, no les quedó más remedio que huir o enfrentarse a la muerte.
La incertidumbre sobre lo que queda de sus antiguas vidas es una fuente constante de dolor. Los refugiados se preguntan si sus casas siguen en pie, si sus jardines aún existen y, lo que es más desgarrador, si las tumbas de sus seres queridos han sido destruidas. Esta profunda conexión con sus hogares perdidos y la lucha por adaptarse a un nuevo entorno es un conmovedor recordatorio del coste humano del conflicto.

Narine Mirzoyan es una refugiada de 46 años de Nagorno-Karabaj que vive actualmente en la ciudad de Goris, Armenia, a unos 50 kilómetros de la frontera con Azerbaiyán. Salió en un coche pequeño con 7 personas el 25 de septiembre. Llegaron a Goris el 27 de septiembre. Estuvieron en la carretera 2 días enteros. Lo único que Narine se llevó fue ropa para sus hijos (tiene aproximadamente 6 hijos, el mayor de 21 años y el menor de 7. Todos se fueron de Nagorno-Karabaj con ella). Narine también decidió traer algunos platos y tazas porque eran nuevos y le gustan mucho. También trajeron pan, queso y agua para un día. Pero el viaje duró más, así que no comieron ni bebieron durante 24 horas. En la foto : Una de las hijas de Narine muestra en su teléfono una foto del pueblo donde vivían en Nagorno-Karabaj. © Elisa Bernal Arellano para Acción contra el Hambre
La incertidumbre sobre lo que queda de sus vidas anteriores es una fuente constante de dolor. Los refugiados se preguntan si sus casas siguen en pie, si sus jardines aún existen y, lo que es más desgarrador, si las tumbas de sus seres queridos han sido destruidas.
PROCESSING TRAUMA
El impacto en la salud mental es especialmente grave para los niños y los jóvenes. Durante mi visita sobre el terreno, vi dibujos realizados por niños y niñas que trabajaban con trabajadores sociales y psicólogos para procesar el trauma del conflicto. Estos dibujos me hicieron llorar, pues no eran más que un atisbo de los horrores de los que son testigos niños de tan sólo seis años.
Acción contra el Hambre se ha comprometido a atender las necesidades de los refugiados de Nagorno-Karabaj. Hemos proporcionado vales en efectivo, ayuda en especie, programas de integración socioeconómica y apoyo psicosocial y de salud mental. Nuestros esfuerzos de rehabilitación y reconstrucción a gran escala incluyen viviendas sociales, instalaciones de atención y protección social, y la rehabilitación de infraestructuras de agua, saneamiento e higiene. También hemos instalado equipos de adaptación para que las instalaciones sean accesibles a las personas con discapacidad. Gracias a nuestras intervenciones, más de 500 de las personas más vulnerables disfrutan ahora de unas condiciones de vivienda dignas y decentes.

La hermana pequeña de Nora sostiene su teléfono en el apartamento donde viven ahora en Parakar, Armenia. La familia abandonó Nagorno-Karabaj el 25 de septiembre de 2023. Posa para mostrar una foto que tomó durante los 9 meses que duró el bloqueo en Nagorno-Karabaj. La foto muestra a dos vecinas montadas en el caballo que la familia de Nora también solía llevar para desplazarse y recorrer muchos kilómetros para llegar a los centros de salud, dado que, durante el bloqueo, no había combustible ni transporte público. © Elisa Bernal Arellano para Acción contra el Hambre
La resistencia y fortaleza de las personas de Nagorno-Karabaj es realmente inspiradora. Sus historias nos recuerdan la importancia de nuestro trabajo y la necesidad de seguir apoyándoles para ayudarles a reconstruir sus vidas.