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Samaher with the plants she cultivates in her small garden.
Samaher with the plants she cultivates in her small garden.
Samaher con las plantas que cultiva en su pequeño jardín.

En Siria, una madre construyó una escalera a partir de sus obstáculos

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Samaher, de 43 años, madre de siete hijos, es el único sostén de su familia desde que se separó de su marido hace ocho años. Su hogar está lleno de amor, pero también de grandes dificultades. Su hijo mayor, de 22 años, tiene parálisis cerebral tetrapléjica con discapacidad intelectual y requiere cuidados constantes. Su hija de 18 años, Hala, también tiene una discapacidad intelectual y encuentra consuelo y propósito en cuidar con cariño de sus osos de peluche y juguetes. El menor de sus siete hijos tiene 10 años.

Hala shows her favorite toy.

Cuando Samaher se encontró sola por primera vez, no escatimó esfuerzos para asegurar unos ingresos a su familia. "La necesidad es la madre de la invención", dice, recordando cómo empezó a fabricar jabón de cocina en casa para venderlo a sus vecinos. 

También se inscribió en un programa de costura de una organización local. Aunque ya tenía conocimientos básicos de reparación, recibir su propia máquina de coser le permitió ampliar considerablemente sus capacidades. 

Además de la sastrería, trabajaba largas y agotadoras horas cosechando cultivos ajenos para ganar lo máximo posible.

A pesar de la inmensa presión, Samaher se aferró a una creencia fundamental: la educación de sus hijos. "La mayoría de la gente que me rodeaba me aconsejó que dejaran la escuela para que me ayudaran a ganar dinero para la casa, pero me negué", cuenta. "Gracias a Dios, todos mis hijos tienen estudios, y siguen estudiando en la escuela".

Sus propios sueños educativos incumplidos alimentan su determinación por sus hijos. "No pude seguir estudiando por mis circunstancias, pero me encanta la educación. Quería que mis hijos fueran educados e independientes". 

El trabajo físico constante acabó por dañar su salud. Sufrió una hernia discal y tuvo que ser operada, lo que la obligó a dejar de trabajar por completo. Durante su recuperación, fue una época dolorosa y angustiosa, pues no sabía cómo iba a ganarse la vida.

Samaher works at her sewing machine

La ayuda llegó en ese momento tan crítico. Acción contra el Hambre, financiada por el Fondo Humanitario para Siria (SHF), ha proporcionado ayuda en efectivo a familias necesitadas que tienen miembros con discapacidades. La familia de Samaher fue seleccionada para este programa. Ya ha recibido dos pagos y recibirá cuatro más.

"Conseguir pañales normales para mi hijo y medicinas para mi hija es una carga extra para mí, sobre todo cuando dejé de trabajar tras la operación", explica Samaher. "Los pañales para adultos son caros y no siempre están disponibles". 

"La ayuda en metálico que me proporcionaron me ayudó a conseguir lo esencial para mis hijos, desde pañales y medicinas hasta otras cosas, así como material de costura para mi trabajo", dijo.

Su recuperación ha sido un proceso lento. "Después de la operación, tuve que volver al trabajo muy gradualmente, ya que el médico insistió en que necesitaba reposo absoluto. Ya no puedo hacer trabajos agrícolas. Ahora mis ingresos proceden sólo de la costura y de la ayuda de Acción contra el Hambre".

 

  • Describió el impacto de la ayuda con una frase contundente: "Su proyecto fue como un bálsamo en una herida; llegó en el momento justo, cuando no trabajaba y sufría para asegurar las necesidades de mis hijos". Y añadió: "Los meses que pasaron fueron muy duros para mí. Incluso empecé a pensar en sacar a mi hija de 16 años del colegio para que pudiera trabajar y ayudarme. Estaba indecisa y abrumada por diferentes pensamientos, pero vuestro programa salvó nuestra situación financiera y, lo que es más importante, el futuro de mi hija."

Aunque entiende que la subvención es temporal, espera que esta ayuda vital pueda continuar. Su gratitud, sin embargo, es inmensa. "Estoy muy agradecida a todos los que han contribuido a este proyecto y se han esforzado por ayudarnos, por las personas en la sombra que sufren en silencio, sin que nadie sepa por lo que están pasando".

El mensaje final de Samaher es de esperanza y orgullo resilientes, nacidos de una vida de superación de obstáculos. "Quiero decir a cualquier mujer que haya sufrido en su vida: no te rindas. Sé primero el apoyo para ti misma, y luego podrás ser el apoyo para tus hijos. No te rindas ante los obstáculos. Yo hago de los obstáculos una escalera para poder subirla paso a paso".

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