La importancia del uso eficiente de los recursos naturales para lograr un mundo mejor
La escasez de recursos naturales es un problema que aumenta a medida que crecen los núcleos urbanos en todo el planeta. Por un lado, la falta de alimentos, agua, minerales, combustible, metales y aire limpio genera un grave desequilibrio en la sociedad. En concreto, tiene un efecto social potencialmente desestabilizador para los países menos desarrollados y para las personas en situación o en riesgo de exclusión social en “el Primer mundo” como una menor producción agrícola, el estancamiento o crisis económica y, como consecuencia de ello, las migraciones desde las zonas de escasez de recursos a las zonas donde hay más oportunidades para el desarrollo. A su vez, es el detonante de numerosos conflictos armados por la hegemonía de su explotación.
Por otra parte, la falta de materias primas naturales genera una sobreexplotación de recursos hídricos, geológicos o la tala indiscriminada de zonas verdes, que redunda en un impacto medioambiental que requiere de un esfuerzo global para hacer un uso eficiente de los recursos naturales.
La eficiencia de los recursos naturales se consigue gracias a su aprovechamiento de forma consciente y consiste en utilizar las riquezas limitadas que nos ofrece la Tierra de manera sostenible. Dependemos de ellos para la supervivencia de toda la civilización y, además, son elementos esenciales para mantener el buen funcionamiento de las economías de los países.
Eficiencia en el uso del agua
La asignación eficiente de recursos en la actualidad es limitada, mientras que la población mundial no deja de aumentar. Sin ir más lejos, el número de personas que vivimos en el planeta se ha duplicado en los últimos cincuenta años. Si a ello le añadimos que cada vez hay más seres humanos viviendo en ciudades, mientras que la población rural se reduce, se puede asegurar que el medio ambiente está sufriendo una presión cada vez mayor. Los principales recursos naturales tienen un uso fundamental en la vida de las personas para su bienestar, salud, calidad de vida y más.
Ejemplo de ello es la escasez de agua, que genera hambre en el mundo, desertificación, enfermedades y consecuencias graves que ha llevado a millones de personas de regiones más vulnerables, especialmente, a que vivan debajo del umbral de pobreza. Es vital respetar los límites de los ecosistemas y promover la concienciación.
El uso sostenible de los recursos naturales se basa en mantener el progreso socioeconómico de los seres humanos en un planeta con una capacidad de recursos limitados.
Eficiencia del uso del agua en la agricultura
La conciencia en la eficiencia del uso del agua en la agricultura está ayudando a luchar contra algunos de los efectos del cambio climático. Las innovadoras y nuevas prácticas agrícolas aprovechan el vital líquido y también la fertilidad de los suelos.
El uso eficiente y ahorro del agua permite la sostenibilidad de la agricultura a largo plazo. La sociedad, específicamente la rural, tiene tres retos principales para hacer un uso eficiente de los recursos naturales que disponen.
- El primero está enfocado en los suelos y sus nutrientes, como reducir la contaminación del agua y evitar la erosión de las tierras para el cultivo.
- Otro reto es mejorar el potencial de conservación del carbono que se acumula en los suelos, además de su salud. Con ello, se busca mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura.
- Y el último, es mejorar la eficiencia en el uso de agua en los cultivos. La clave es reducir la demanda, y equiparse de recursos y métodos para hacer frente a inundaciones y sequías.
Existen ya nuevas tecnologías que hacen posible ese mejor aprovechamiento del agua:
- Agronomía del riego: La correcta aplicación de la tecnificación parte del conocimiento, tanto de la determinación de los requerimientos hídricos de los cultivos, y de cómo estos deben aplicarse mediante los sistemas de riego, así como de la sensibilidad estacional al déficit hídrico. Gestionar el agua para que cubra las necesidades de los cultivos y aplicarla de forma que la planta pueda utilizarla sería el primer objetivo de un riego eficiente.
- Herramientas digitales de soporte al riego: El ajuste preciso de las dosis de riego a las necesidades diarias de cada parcela implica una cadena de operaciones que sería poco viable abordarlas de manera manual. Desde la toma de datos en campo, su procesado e integración con la meteorología y con una estrategia coherente para toda la campaña, hasta la comunicación con los autómatas de riego instalados en el campo.
- Teledetección aplicada al riego de precisión: La aplicación de un riego uniforme, partiendo de estimaciones generalistas de las necesidades hídricas de los cultivos, puede resultar en sobre riego de algunas parcelas –o parte de ellas- mientras que, con las mismas dosis, otras pueden encontrarse bajo déficit hídrico. La teledetección proporciona un método de monitorización rápido y exhaustivo para toda la extensión de un cultivo, lo que permite conocer, además, su variabilidad intra parcelaria.
Uso sostenible de los recursos naturales
El uso sostenible de los recursos naturales se basa en mantener el progreso socioeconómico de los seres humanos en un planeta con una capacidad del ecosistema y unos recursos limitados. Son necesarios, en todo el mundo, cambios estructurales y tecnológicos para ver un verdadero cambio en los próximos años.
La gestión eficiente del agua y el suelo se ha planteado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas. En ellos se establece prestar la máxima atención a diversos aspectos como a una producción de alimentos consciente, los niveles de disponibilidad de agua dulce y su calidad, la protección de los ecosistemas terrestres y los océanos, así como la lucha sin descanso contra el cambio climático.
En este aspecto, la Unión Europea está desarrollando una estrategia: Europa 2020. “Nos permite crear más con menos y ofrecer mayor valor con menos recursos”, dice la iniciativa. Prevé que para el año 2050, la UE se convierta en una economía inteligente, sostenible e integradora.
En el año 2021, más de 190 millones de personas sufrían inseguridad alimentaria aguda y necesitaban ser atendidas de manera inmediata. Una de las causas es la guerra de Ucrania que ha reducido los suministros de productos básicos como el maíz, trigo, semillas y fertilizantes, entre otros.
Escasez de alimentos en una población
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha alertado sobre la escasez de alimentos en el mundo, especialmente en las regiones pobres. En el año 2021, más de 190 millones de personas sufrían inseguridad alimentaria aguda y necesitaban ser atendidas de manera inmediata. Una de las causas es la guerra de Ucrania que ha reducido los suministros de productos básicos como el maíz, trigo, semillas y fertilizantes, entre otros.
Países en vías de desarrollo como Egipto, Turquía y varios países del África subsahariana, como el Congo, Madagascar, Namibia, Somalia, dependen en gran medida de estas importaciones.
Entre otras causas de las cifras de inseguridad alimentaria en el mundo, representando un incremento de casi 40 millones de personas, se encuentran también a los conflictos políticos y armados de las regiones, los fenómenos meteorológicos extremos, las perturbaciones económicas y las crisis sanitarias.
¿Cómo aprovecha Acción contra el Hambre los recursos naturales para ayudar?
En Acción contra el Hambre sabemos la importancia de los recursos naturales para todos los seres vivos del planeta. Por ello, estamos promoviendo una transformación social en las prácticas de producción y consumo para que sean sostenibles, utilizando energías verdes, el reciclaje, aprovechando el agua y minimizando los efectos negativos al medio ambiente.
Nuestro equipo lleva a cabo distintos programas humanitarios para ayudar a las personas vulnerables con escasez de alimentos, sin acceso a agua potable y una agricultura con muchos problemas. Nos enfocamos en metodologías que van dirigidas a transformar a los países y desarrollar una economía verde y unos ecosistemas resilientes.
¡Hagamos más con menos!
