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Ufulu Studios
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"La gente empezará a colapsar por el hambre": En Zambia, las agricultoras toman las riendas

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Al amanecer en la provincia occidental de Zambia, Dorothy Makina, de 64 años, se despierta para una larga jornada de trabajo agrícola. Bajo un calor seco, sale de su casa y mira al cielo. Como casi todos los días de este año, no hay nubes y hay pocas esperanzas de que llueva en medio de una sequía mortal.
Dorothy es la matriarca mayor de la familia, y ella misma es una fuerza de la naturaleza. A lo largo de los años, su sabiduría y fortaleza le han permitido superar tiempos difíciles. Este año no es diferente: Zambia está viviendo la temporada agrícola más seca en más de 40 años. Más del 43% del maíz plantado ha sido destruido. Muchas personas, como Dorothy, se enfrentan a un futuro incierto.
"Las cosas han cambiado mucho con el cambio climático", afirma Dorothy. "Ahora nos enfrentamos a graves problemas, estamos sufriendo de verdad".
El día de Dorothy empieza con las noticias de la mañana. Se cuelga la radio al hombro, recorre los campos con paso decidido y sintoniza las emisoras locales. Estas emisiones la ayudan a mantenerse informada y conectada con el mundo más allá de su granja. A lo largo de los años, Dorothy ha creado una empresa agrícola de gran éxito. Ahora se enfrenta a un nuevo tipo de amenaza.
A medida que aumenta la temperatura mundial, los agricultores y agricultoras como Dorothy se quedan sin un camino claro. Los últimos años han sido especialmente duros, y Dorothy se ha enfrentado a cada vez más problemas a la hora de cultivar y vender sus cosechas. El otoño pasado tomó cartas en el asunto y se inscribió en la nueva iniciativa de agricultura resistente al clima de Acción contra el Hambre, en la que los agricultores y agricultoras cultivan alubias carillas resistentes a la sequía.

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Dorothy Samba Makina (64) se sienta bañada por el sol y sonriente en el centro de un grupo de amigos y parientes mientras recogen hojas frescas de mandioca en la aldea de Kande, en el campamento agrícola de Kaeya. Ufulu Studios

Dorothy Samba Makina (64) se sienta bañada por el sol y sonriente en el centro de un grupo de amigos y parientes mientras recogen hojas frescas de mandioca en la aldea de Kande, en el campamento agrícola de Kaeya. Ufulu Studios
Dorothy lleva casi 50 años supervisando su granja. Lo ha hecho sola durante casi 15 años. En 2010 falleció su marido, y ahora debe mantener a sus ocho hijos, 24 nietos y 4 bisnietos, la mayoría de los cuales viven con ella.
También inspira a otras mujeres en su comunidad, también conocida como Kaande Camp. Se trata de una comunidad totalmente dirigida y gestionada por mujeres. Kaande está formado por viudas o mujeres que viven solas. Se apoyan unas a otras y se unen frente al cambio climático.
"En los años 80 cultivábamos maíz, pero como dejó de crecer bien me dediqué a la mandioca. Sin embargo, últimamente ese cultivo también está fallando", explica.
Dorothy teme por el bienestar de su familia. "Para los que vivimos en aldeas y no tenemos estudios, nuestras oficinas están aquí, al sol, cultivando y vendiendo nuestros productos", explica. "El cambio en los patrones climáticos ha hecho que nuestros agricultores tengan malas cosechas, y esto ha afectado a las dietas y los hábitos alimenticios de la gente, tanto niños como adultos, que no están recibiendo una alimentación adecuada".
En las últimas décadas, las precipitaciones en Zambia han sido irregulares. A menudo, las inundaciones repentinas han ido seguidas de prolongados periodos de sequía. Los pequeños agricultores solían confiar en la previsibilidad del clima, y plantaban, cultivaban y cosechaban suficientes cultivos para consumir y vender, lo que les proporcionaba alimentos suficientes para pasar la estación seca. Ahora, están a merced de patrones meteorológicos inestables.
Las perturbaciones climáticas reducen el rendimiento de los cultivos, lo que afecta a alimentos básicos como el maíz, el sorgo y el mijo. Como resultado, los agricultores y agricultoras como Dorothy se enfrentan a la pérdida de ganado, la escasez de alimentos y el aumento de los precios. Las comunidades rurales se ven especialmente afectadas y superadas por la desnutrición.

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Dorothy Samba Makina (64) vierte agua de una regadera sobre su cultivo de anacardos en la aldea de Kande, en el campamento agrícola de Kaeya. Ufulu Studios

Dorothy Samba Makina (64) vierte agua de una regadera sobre su cultivo de anacardos en la aldea de Kande, en el campamento agrícola de Kaeya. Ufulu Studios
En febrero, el presidente de Zambia declaró la sequía como emergencia nacional, solicitando ayuda internacional para evitar una crisis de hambre catastrófica.
"La gente empezará a colapsar por el hambre", dijo Dorothy.
Temiendo por la supervivencia de su familia, Dorothy empezó a trabajar con Acción contra el Hambre para plantar las alubias carillas resistentes al cambio climático. Conocidas como "cowpeas" en Zambia, estas legumbres son capaces de soportar condiciones áridas y calurosas. La alubia carilla es conocida por su resistencia, sobre todo durante la sequía, y su capacidad para prosperar con poca agua.
"Para nosotros es muy importante que esta respuesta sea sostenible. El año que viene, si hay más sequías, no queremos estar en la misma situación", afirma Mary Khozi, Directora Nacional de Acción contra el Hambre en Zambia. "La introducción de este programa es importante. Su objetivo es hacer frente al hambre inducida por el clima, reducir la pobreza y apoyar a las comunidades para que se adapten al cambio climático y sean resilientes a él."
Muchas familias rurales de Zambia tienen dificultades para preparar comidas ricas en nutrientes, por no hablar de encontrar alimentos suficientes.  Sin embargo, las alubias carillas están repletas de nutrientes esenciales y proteínas. Pueden ser la clave de una dieta sana. Dorothy es una de las más de 1 280 agricultoras que participan en el programa de Acción contra el Hambre.
"Juntos elegimos las alubias porque nos dimos cuenta de que se adaptan fácilmente al cambio climático. A pesar de los cambios en los patrones climáticos, nos dimos cuenta de que siguen prosperando", dijo. "Tenemos la esperanza de que realmente ayude a mejorar los medios de subsistencia de nosotros, los agricultores".

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Alubias carillas

Alubias carillas
A diferencia de muchos otros agricultores del programa, Dorothy ha cultivado alubias carillas antes. Sin embargo, es la primera vez que recibe formación sobre cómo plantarlas y venderlas. Con la ayuda de Acción contra el Hambre, recogerá la cosecha y la llevará a un mercado local.
"Fui a un taller e incluso recibí folletos sobre las alubias carillas", dijo. "Hay una diferencia notable entre cómo plantábamos antes y cómo hacemos las cosas ahora con el programa Acción contra el Hambre".
"A pesar de que el país está sufriendo una pérdida extrema de cosechas, nuestro programa ha tenido éxito", afirma Khozi. "Las agricultoras tienen rendimientos significativos y han demostrado que, incluso con menos lluvia, pudieron cosechar.  Creo que esto es poderoso".
Dorothy espera poder vender suficientes alubias carillas para pasar el largo verano.  "Todo el maíz que plantamos ha muerto, todos los cacahuetes que plantamos han muerto, así como otros tipos de judías", dice. "Pero las alubias carillas aún tienen algo de vida".
Aun así, Dorothy reza para que llueva. Incluso con las alubias, ella y sus hijos apenas tienen suficiente para sobrevivir a la sequía. Como muchos otros agricultores de Zambia, se enfrenta a tiempos impredecibles. Y como la crisis climática no hace más que intensificarse, no hay un final a la vista.
Acción contra el Hambre en Zambia
El programa de resiliencia climática de Acción contra el Hambre en Zambia está diseñado para mitigar y prepararse para el impacto del cambio climático en los próximos diez años. En la Provincia Occidental, Acción contra el Hambre está construyendo una red climáticamente inteligente que ayudará a los agricultores a cultivar plantas resistentes a la sequía, como los caupís.
Nuestros equipos trabajan junto a los miembros de la comunidad para reforzar los sistemas de riego, facilitar la siembra y la cosecha de los cultivos y concienciar sobre la gestión de los recursos, la conservación de los alimentos y el almacenamiento del agua, entre otras cosas. El personal también trabajará para fortalecer la economía local y conectar a los agricultores con redes financieras más amplias.

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