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Hombre alimentando cabras en la región de Diffa, Níger. © Lys Arango para Acción contra el Hambre
Hombre alimentando cabras en la región de Diffa, Níger. © Lys Arango para Acción contra el Hambre

Escasez y conflictos en Níger: Un análisis de la crisis en el corazón del Sahel

Actualidad
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Desde hace más de una década, Níger enfrenta una crisis humanitaria que parece no tener fin. Las causas son múltiples y complejas: conflictos en las fronteras, inseguridad alimentaria persistente, epidemias y los devastadores efectos del cambio climático. Todo ello agravado por las sanciones impuestas al país tras el golpe de Estado de julio de 2023. Este contexto está empeorando las condiciones de vida de la población, sumiéndola en una pobreza cada vez más profunda.

La “soudure”, ese periodo de escasez agrícola que ocurre entre junio y agosto en la región del Sahel es especialmente cruel. Durante estos meses, las reservas de alimentos de los hogares se agotan y las nuevas cosechas aún no están disponibles. Los precios de los alimentos se disparan, haciendo casi imposible que muchas familias puedan acceder a una alimentación adecuada. 

En la región de Tahoua, ubicada en el norte de Níger cerca del desierto del Sáhara, el déficit global de cereales es de 151 635 toneladas. Si consideramos que una comida promedio pesa alrededor de 250 gramos, esas más de 150 000 toneladas equivalen a 600 millones de comidas. Esta escasez o “soudure” provocará que más de 700 000 personas en Tahoua sufran inseguridad alimentaria durante la temporada de escasez agrícola prevista para 2024 en el país. Otras regiones también se ven gravemente afectadas. En Diffa, al extremo sureste del país, la situación no es mejor: el déficit de cereales se encuentra en 135 320 toneladas.

La inseguridad alimentaria durante la época de escasez tiene graves consecuencias para la salud y el bienestar de la población. Los niños y las niñas son especialmente vulnerables, ya que la desnutrición durante este periodo crítico puede provocar retraso en el crecimiento, deficiencias nutricionales y problemas de desarrollo.

En medio de esta crisis humanitaria, Acción contra el Hambre trabaja incansablemente para proporcionar ayuda alimentaria. Desde julio de 2024, hemos estado distribuyendo ayuda a los hogares más vulnerables. En la región de Tillabéry, Acción contra el Hambre ha asistido a 900 hogares muy vulnerables con distribución de efectivo para que las familias decidan qué alimentos comprar. En los pueblos de Abaza y Wakawa, en Tahoua, donde unas 4 000 personas se encuentran en situación de necesidad, Acción contra el Hambre está proporcionando asistencia a 125 hogares – unas 1 000 personas – también mediante la distribución de transferencias de efectivo.

 

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Personal de Acción contra el Hambre en la región de Diffa, Níger, con una ganadera y su ganado. © Lys Arango para Acción contra el Hambre

 

Pero la escasez de alimentos no es el único problema. Durante la temporada de escasez, aumenta la inseguridad alimentaria y económica de los hogares, lo que exacerba las tensiones en el seno de las familias y hace que las mujeres y las niñas sean más vulnerables a la violencia doméstica y otras formas de violencia de género. Las mujeres y las niñas suelen encargarse de recoger agua y alimentos. En época de escasez, tienen que recorrer distancias más largas para obtener estos recursos, lo que las expone a mayores riesgos de acoso y violencia.

Además, Níger lleva años sumida en conflictos. La región de Diffa ha experimentado un repunte de la violencia, con incidentes graves de secuestros por parte de grupos armados no estatales, ataques contra vehículos de autoridades locales e incluso contra trabajadores y trabajadoras de ayuda humanitaria. La situación de seguridad en la región de Tillabéry es también muy inestable, siendo parte de la zona de Liptako Gourma, una vasta área que une tres países del Sahel (Malí, Burkina Faso y Níger), presa de los ataques de grupos armados no estatales. La región de Tahoua, en la encrucijada de Malí y Nigeria, también ha visto deteriorar su situación de seguridad debido a conflictos intercomunitarios y asesinatos selectivos, así como secuestros y robos masivos de ganado. Los ataques afectan tanto a la población autóctona (comerciantes y pastores) como a las personas desplazadas internas que se ven obligadas a huir de sus hogares por la escasez, la violencia y las inclemencias del cambio climático.

 

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Campamento de personas desplazadas internas en la región de Diffa, Níger. © Lys Arango para Acción contra el Hambre
Campo de personas desplazadas en la región de Diffa, Níger. © Lys Arango para Acción contra el Hambre

 

Las inundaciones, una amenaza recurrente en Níger, agravan aún más la situación. Según el Ministerio de Acción Humanitaria y Gestión de Catástrofes, las últimas inundaciones registradas en julio de 2024 afectaron a 18 098 personas, causando 53 muertes, el derrumbe de 1 636 casas y 29 escuelas, y la muerte de 10 930 cabezas de ganado. Esta situación podría empeorar con la temporada de lluvias, en particular con las fuertes lluvias esperadas en agosto de 2024.

Níger enfrenta una tormenta perfecta de desafíos que afectan a las comunidades más vulnerables. La combinación de la escasez de alimentos, los conflictos, la obstrucción del acceso a las organizaciones humanitarias y las inundaciones crea un entorno en el que la supervivencia diaria es una lucha constante. Sin embargo, la resiliencia y la solidaridad de las comunidades, junto con la ayuda de organizaciones como Acción contra el Hambre, ofrecen un rayo de esperanza en medio de la adversidad.

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