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El hambre en Gaza: reto para la gobernanza global

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San Sebastián, 9 de septiembre de 2025 – El Curso de Verano “Gaza y Colombia: El hambre como arma de guerra, la seguridad alimentaria como camino hacia la paz”, organizado por la UPV/EHU y Acción contra el Hambre y financiado por la Agencia Vasca de Cooperación, la Diputación de Guipúzcoa y la Fundación Cursos de Verano UPV/EHU, ha reunido a expertas y expertos y humanitarios para abordar el uso del hambre como herramienta de conflicto y la necesidad de construir paz desde la seguridad alimentaria. Se destacó que cerca de 300 millones de personas sufren inseguridad alimentaria aguda, 60% de ellas en zonas de conflicto. 

La hambruna declarada en Gaza se ha convertido en el símbolo de alerta global, un escenario que pone de manifiesto los desafíos actuales del sistema internacional. La grave crisis humanitaria que atraviesa, junto al preocupante número de muertes de trabajadores humanitarios, plantea serias dudas sobre la eficacia del derecho internacional humanitario y la voluntad política para garantizar su cumplimiento. 

A lo largo del curso se ha señalado cómo la ausencia de compromisos políticos está poniendo a prueba el marco jurídico internacional. La situación en Gaza plantea una llamada de atención a la comunidad internacional: es necesario actuar para evitar que se consolide un escenario global marcado por la desafección y la pérdida de esperanza. En este contexto, la paz y la seguridad alimentaria fueron destacadas como elementos profundamente interrelacionados: avanzar en una requiere necesariamente el fortalecimiento de la otra 

Las y los participantes subrayaron la necesidad de reconstruir el tejido social, económico y empresarial sobre la base de los derechos humanos, la empatía y la colaboración. Se destacó el enfoque del triple nexo —acción humanitaria, desarrollo y construcción de paz— como vía imprescindible para afrontar la crisis actual. 

La hambruna tiene efectos devastadores no solo sobre las sociedades que la padecen, sino también sobre aquellas que la permiten, debilitando los principios éticos que sustentan la convivencia de estas. 

También se abordaron las preocupaciones de los jóvenes menores de 30 años, marcadas por la polarización, la falta de empatía, la desafección política y la ausencia de referentes. Aunque las redes sociales informan, también amplifican el odio y la desconexión emocional. Se destacó la necesidad de crear narrativas ilusionantes que devuelvan protagonismo a las personas y reconstruyan comunidad desde los retos compartidos. En este proceso, la cultura se reivindica como herramienta clave para reconectar desde la empatía y la esperanza. 

 

Conclusiones clave del curso: 

  • El hambre como desafío ético y global. El hambre representa una profunda indignidad humana y una amenaza creciente para la estabilidad mundial. Frente al riesgo de hambrunas, es urgente actuar con decisión, sin quedar bloqueados por debates técnicos o definiciones que retrasen la respuesta.
  • Conflicto y hambre: una relación que exige acción política. El vínculo entre conflicto y hambre requiere una respuesta con voluntad política, recursos económicos y compromiso social. Las decisiones que se tomen hoy marcarán un precedente que puede abrir caminos de esperanza o perpetuar dinámicas de sufrimiento. La inacción, al igual que la acción equivocada, tiene consecuencias.
  • Seguridad alimentaria como factor de la construcción de paz. Existen soluciones eficaces, respaldadas por datos fiables y enfoques integrales que combinan lo técnico con lo social. Para que sean sostenibles, deben construirse desde las comunidades, con procesos participativos que reconozcan saberes locales y promuevan la resiliencia. Construyendo confianza entre actores de las sociedades afectadas.
  • Derechos humanos como base de la cohesión social. El respeto a los derechos humanos no solo protege a las personas más vulnerables, sino que fortalece el tejido moral de las sociedades que los respetan. Ignorarlos conduce a la degradación colectiva. Aunque los mecanismos de rendición de cuentas enfrentan numerosos obstáculos, es necesario explorar vías complementarias que garanticen justicia, reparación y dignidad para las víctimas.
  • Ciudadanía activa como motor de cambio. Se hace un llamado a una ciudadanía comprometida, local y global, capaz de resistir, proponer y movilizarse frente a los desafíos de nuestro tiempo. Su papel es clave para construir respuestas transformadoras y sostenibles. Ciudadanía proactiva y propositiva. Compromiso con las administraciones a diferentes niveles comenzando por las de base para reforzar instituciones basadas en valores y buenas prácticas. Reto de construir un nuevo contrato social. 

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