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Una madre y su bebé junto a una trabajadora humanitaria celebran la recuperación de la niña
Sandra y su bebé Faith con una de las integrantes del equipo de Acción contra el Hambre que da apoyo a la lactancia materna en Uganda © Diana Sharone Tumuhairwe para Acción contra el Hambre

Cómo el fomento de la lactancia materna salva vidas en la Uganda rural

Actualidad
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Semana de la lactancia materna 2024

Cuando Sandra Achiro, de 21 años, llevó corriendo a su bebé Faith al centro de salud, no pensó que las cosas pudieran empeorar todavía más. Estaba preocupada por su hija y desesperada por encontrar tratamiento. Sandra no sabía que la recuperación de su bebé era sólo el primer paso.

Cuando le dieron el alta, Sandra tuvo que enfrentarse a problemas de lactancia. El viaje de esta joven madre no había hecho más que empezar.

Un viaje al centro de salud

La bebé de Sandra nació sana, o eso creía ella. Poco después de traerla a casa, Sandra notó que su recién nacida empezaba a parecer enferma. Faith no podía retener la leche materna y empezó a vomitar después de mamar. Al cabo de un mes, estaba débil y frágil. Sandra recurrió a hierbas y medicinas locales para tratar a su hija. Fue inútil: los vómitos persistían.

En el distrito ugandés de Kiryandongo, donde vive Sandra, puede ser muy difícil acceder a la atención sanitaria. Pero Sandra estaba decidida a encontrar una solución a lo que aquejaba a su hija.

"Nació sana, pero después empezó a comportarse de forma diferente", cuenta Sandra. "Se volvió delgada y huesuda. Mi marido y yo nos preocupamos, sospechábamos que era brujería".

Sandra acudió a un centro de salud de Nyakadote, en el oeste de Uganda, para las vacunas programadas de Faith. Allí, la enfermera se mostró preocupada por el bajo peso de su hija y los remitió a los nutricionistas de Acción contra el Hambre, que confirmaron que el estado del bebé no era normal. Tras varias pruebas para determinar el diagnóstico, Sandra y su bebé acabaron en el hospital Lacor de Gulu. Faith fue tratada de una enfermedad gastrointestinal y se recuperó poco a poco, gracias a dos semanas de tratamiento.

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una madre coge a su hija en brazos en una aldea de Uganda
Sandra coge en brazos a Faith, ya recuperada, en su aldea de Uganda © Diana Sharone Tumuhairwe para Acción contra el Hambre

Para muchas madres primerizas como Sandra, en Uganda la atención posparto está fuera de su alcance. Uganda acoge a la mayor población de refugiados de África. Las familias desplazadas buscan refugio por todo el país, poniendo a prueba los programas humanitarios, ya de por sí insuficientemente financiados.

Sólo entre enero y febrero de 2024, Uganda recibió casi 25.000 nuevos refugiados, llegados de la República Democrática del Congo, Sudán y otros países vecinos. El país acoge a 1,6 millones de refugiados, y más de la mitad (57%) son niños y niñas, según datos de las Naciones Unidas.

Kiryandongo, el hogar de Sandra y su familia, ha experimentado especialmente un alto volumen de llegada de refugiados. Esto puede agravar el ciclo de pobreza para muchas mujeres como Sandra, y puede dificultar que las madres reciban atención sanitaria prolongada, incluso después del embarazo. En Uganda, más del 45% de la población se enfrenta a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.

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una mujer rellena garrafas de agua en una aldea de Uganda
Sandra y su bebé Faith viven en una zona rural de Uganda, donde apenas tienen acceso a cuidados postnatales © Diana Sharone Tumuhairwe para Acción contra el Hambre

Desafíos inesperados

Aunque Faith se recuperó rápidamente, la pareja se enfrentó a un nuevo problema cuando volvieron a casa. Debido a la larga interrupción de la lactancia, la producción de leche materna de Sandra había disminuido.

"Cuando me dieron el alta, me dijeron que volviera al centro de salud de Nyakadote para un seguimiento", cuenta. "Mi bebé estaba bien, pero ya no me salía leche. Las enfermeras se esforzaron por ayudarme a reanudar la lactancia. Al principio, no me convencían las nuevas técnicas que me enseñaban. Pero al cabo de cinco días, ¡volví a producir leche!".

La lactancia materna sigue siendo un reto para las madres de todo el mundo. Muchos factores pueden influir negativamente en ella: problemas con las técnicas de lactancia, preocupación por la nutrición del bebé, políticas laborales poco favorables, falta de permiso maternal, normas culturales, escaso apoyo familiar o malas políticas hospitalarias. En Uganda, muchas madres no reciben formación postparto ni apoyo a la lactancia.

En el programa MAMI de Acción contra el Hambre se enseña a madres jóvenes como Sandra técnicas para mantener la producción de leche materna después del embarazo. Esta concienciación es fundamental para las familias que tienen poco o ningún acceso a otro tipo de asistencia sanitaria.
"Mi pequeña ya tiene casi siete meses", dice Sandra sonriendo. "Estoy muy agradecida por el apoyo de las enfermeras y el programa MAMI. Recuperar la leche no fue fácil, pero su orientación lo hizo posible. Esta experiencia me enseñó la importancia de seguir los consejos y ser proactiva con la salud de mi hija."
A pesar de las tensiones que sufre el sistema sanitario de Uganda, los equipos de Acción contra el Hambre enseñan a las madres jóvenes a mantenerse sanas ellas mismas y a sus bebés. Para los recién nacidos, unas técnicas de lactancia adecuadas pueden marcar la diferencia entre la salud y la desnutrición, o incluso entre la vida y la muerte. La historia de Sandra es sólo una de las muchas que nuestros equipos encuentran a diario. Hoy, ella y su bebé son felices y están sanas, pero para el resto de Uganda aún queda mucho camino por recorrer.

Acerca del programa MAMI en Uganda

El programa de Gestión de Madres y Lactantes en Riesgo ("MAMI", por sus siglas en inglés) aborda una carencia crítica en la atención nutricional infantil. Se centra en proporcionar un apoyo integral a los lactantes de talla pequeña y en situación de riesgo nutricional menores de seis meses y a sus madres.
El programa va más allá del simple tratamiento de los niños y niñas. Proporciona apoyo a las madres y a sus bebés, además de reducir la mortalidad infantil y la desnutrición. Casi 25.000 parejas madre-bebé fueron seleccionadas para el programa.

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