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El conflicto, la prolongada sequía, la pobreza y la COVID-19 han provocado una emergencia humana en Afganistán.
Fátima con cuatro de sus siete hijos.

Afganistán: ¿qué impacto está teniendo la crisis?

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El conflicto, la prolongada sequía, la pobreza y la COVID-19 han provocado una emergencia humana en Afganistán. Con 8 millones de personas al borde de la hambruna, esta es la voz de las familias que se enfrentan niveles de hambre sin precedentes.

Es muy duro y difícil para una viuda discapacitada con siete hijos pequeños, que no tiene una fuente de ingresos ni comida para alimentar a sus hijos.

Fátima es una mujer viuda de 40 años que vive en Helmand, Afganistán. Como millones de personas en todo el país, en los últimos años ha visto su vida cambiar. Décadas de conflicto, la pandemia y ahora la peor sequía que Afganistán ha visto en 27 años han colapsado la economía y causado la escasez de alimentos en todo el país, sumiendo a la población en el desempleo generalizado y el hambre.

Fátima solía trabajar en las casas de la gente limpiando y lavando ropa, incluso limpiando los baños del pueblo. Pero como ahora está esperando el tratamiento para sus problemas de espalda, ya no puede trabajar ni ganar dinero para su familia.

La falta de oportunidades laborales y la imposibilidad de comprar o cultivar alimentos han tenido un gran impacto en la salud de su familia. Algunos de sus hijos trabajaban en un taller de automóviles y en una pollería, pero ahora han perdido sus empleos a causa del conflicto y de la COVID-19.

“Tengo muchas esperanzas y deseos en mi corazón. Las esperanzas que tengo son que llegará un momento en el que tendremos suficiente comida, mis hijos dormirán en un refugio seguro, tendrán suficiente agua potable y buena salud.” Fátima de la provincia de Helmand, Afganistán

NO HAY DINERO PARA COMPRAR ALIMENTOS ESENCIALES

Gul, de 62 años, también vive en Helmand con su esposa y siete hijos. Utiliza una silla de ruedas, lo que le dificulta encontrar trabajo y mantener a su familia.

Gul comenzó a enviar a sus hijos pequeños a trabajar cuando deberían haber estado jugando, pero no fue suficiente para alimentar a una familia de nueve. No recibieron apoyo de familiares y no tenían artículos valiosos que pudieran vender.

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Gul, de 62 años, también vive en Helmand , Afganistán, con su esposa y siete hijos. Utiliza una silla de ruedas, lo que le dificulta encontrar trabajo y mantener a su familia.
“Vivo aquí desde hace mucho tiempo. He sufrido momentos difíciles en mi vida como la discapacidad, la pobreza, el conflicto y muchos más que ni siquiera se pueden imaginar”, afirma. “No podíamos movernos a ningún lado debido a nuestra mala situación económica”.

La familia se benefició recientemente de uno de nuestros proyectos que daba subvenciones en efectivo a familias que luchaban para llegar a fin de mes durante la pandemia. El dinero permitió a las familias comprar alimentos y medicamentos esenciales que antes no podían pagar.

“No puedo expresar mi felicidad por la ayuda que Acción contra el Hambre nos ha brindado a mí y a mi familia”, dijo. “No puedo describir cuánto nos ayudó: pudimos obtener alimentos para alimentar a mi familia durante al menos dos meses”.

LUCHANDO POR ENCONTRAR COMIDA

La situación se ha vuelto tan desesperada que las familias de todo el país están haciendo todo lo posible para sobrevivir.

“La gente está empezando a vender a sus hijos para comprar comida para sus otros hijos”, dice Zahra, madre de cinco niños. El esposo de Zahra murió durante el conflicto y luego su casa fue destruida por una bomba. Temiendo por sus vidas, Zahra y su familia huyeron de la zona y ahora ocupan una casa destartalada en Helmand.

“La casa en la que vivo, una persona normal no viviría aquí. Las habitaciones están en muy mal estado”, dice. Sin ventanas y con agujeros en las paredes, la casa está abierta a la nieve y los vientos helados del invierno.

La familia no tiene forma de ganarse la vida y Zahra lucha por encontrar comida para sus hijos pequeños. “Iba a todas las casas de nuestro pueblo todos los días, de puerta en puerta pidiendo que nos dieran algo de comer para mis hijos, pero nadie podía ayudarnos. He vendido todos los bienes de mi hogar para alimentar a mis hijos”.

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La desnutrición se extiende entre los niños y niñas afganos.
Nuestros equipos diagnosticaron recientemente a los niños de Zahra con desnutrición aguda severa, la forma más peligrosa de hambre, y ahora están recibiendo complementos alimenticios ricos en nutrientes.

“Gracias a Acción contra el Hambre que nos ayudó. Ahora mis hijos están en un programa nutricional. Ellos reciben apoyo médico y yo tengo apoyo de salud mental”. Zahra de Afganistán

CÓMO ESTÁ AYUDANDO ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE EN AFGANISTÁN

Nuestros proyectos de salud mental y bienestar ayudan a personas como Zahra, que han experimentado los efectos devastadores del conflicto y la pérdida.

Contamos con programas que diagnostican y tratan a niños que sufren hambre potencialmente mortal y ayudamos a las comunidades a acceder a agua potable segura. Para garantizar sus medios de vida y el acceso a los alimentos, proporcionamos alimentos para el ganado.

Nuestros equipos de salud móviles también viajan a las comunidades más remotas que no pueden acceder a los servicios médicos, y asegurarnos de que nadie se quede atrás.

Pero con la llegada del invierno, la escala de la crisis continúa creciendo. En este momento, las familias en Afganistán se enfrentan a niveles sin precedentes de hambre y desnutrición. Sin suficientes alimentos, las comunidades tienen menos capacidad para combatir enfermedades causadas por la pobreza, la COVID-19 y el frío del invierno. 

Necesitamos tu ayuda más que nunca para salvar la vida de personas como Fatima, Zahra, Gul y sus familias.

 

 

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