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El hambre en España se traduce en inseguridad alimentaria

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¿QUÉ ES EL HAMBRE EN ESPAÑA? 

En España, el hambre se traduce en inseguridad alimentaria: “cuando las personas no tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” (FAO, 2009).

Muchas familias en España sufren dificultades para llevar una dieta saludable, lo que impacta de lleno en su desarrollo. Una mala alimentación afecta a la salud física y mental, sobre todo a aquellas que llevan mucho tiempo en desempleo y se encuentran en riesgo de exclusión. Este colectivo tiene más riesgo de tener enfermedades cardiovasculares y de sufrir enfermedades de salud mental.

Los niños y niñas que sufren esta inseguridad alimentaria prolongada podrán ver afectado su desarrollo cognitivo, les minara su desarrollo personal y profesional. Por eso, decimos que la pobreza se hereda, si has tenido una alimentación pobre será difícil que salgas de ese círculo al haber tenido una mala alimentación que ha afectado a tu desarrollo.

 

¿QUÉ POLÍTICAS SE HA DEMOSTRADO QUE SON MÁS EFICACES PARA ACABAR CON EL HAMBRE?

Las políticas más eficaces son aquellas que garantizan un empleo decente, que permiten tener un acceso a una alimentación saludable, a unos servicios y materiales básicos para vivir. También las políticas que promueven un consumo responsable versus comida chatarra o alimentos no nutritivos.

Tampoco podemos olvidarnos de las políticas de protección social como el ingreso mínimo vital porque es una ayuda que permite a las familias en situación de vulnerabilidad tener un acceso a una dieta saludable.

Por último, se deben incorporar indicadores, por ejemplo en el INE, para saber el nivel de inseguridad alimentaria de nuestro país porque actualmente no contamos con estos datos. No hay ni había métricas estandarizadas para calcular exactamente cuántas personas la sufren.

 

EN ESPAÑA, ¿QUÉ CIRCUNSTANCIAS PROPICIAN QUE UNA PERSONA ESTÉ EN RIESGO DE PADECER HAMBRE? 

La falta de ingresos, la falta de acceso a servicios básicos como la salud, la educación y a bienes o inmuebles como la vivienda. Si se dispone de todo esto, se posibilitaría una alimentación saludable.

 

EL HAMBRE SE CONSIDERA LA MAYOR PANDEMIA DEL SIGLO XXI, ¿DE QUÉ FORMA AFECTA EN ESPAÑA?

La inseguridad alimentaria no surge ahora en España pero con las “colas del hambre” se está visibilizando más. Y al no contar con esos indicadores que muestren el número de personas que la sufren, es más difícil contabilizar cuántas españolas y españoles sufren la inseguridad alimentaria.

La situación económica y social actual lleva a un crecimiento de la desigualdad, que afecta no solo a las personas que ya se encontraban en riesgo de exclusión social sino también a aquellas que han perdido durante la pandemia su empleo y sus redes de protección. Todas ellas pueden verse más amenazadas por la inseguridad alimentaria.

Es importante destacar que un enriquecimiento no conlleva de forma automática una dieta saludable y consumo de alimentos saludables. Es preciso una formación específica en hábitos saludables para que todo el mundo sea consciente y lo aplique en su dieta.

 

¿POR QUÉ SUPONE LA CRISIS SANITARIA ACTUAL UNA AMENAZA PARA LA ERRADICACIÓN DEL HAMBRE EN NUESTRO PAÍS?

En España no hablamos en esos términos. El impacto socioeconómico de la pandemia es un obstáculo para la cobertura esencial de las personas en situación de vulnerabilidad. Es necesario prestar atención a la desigualdad, cuánto crece y cómo afecta a la sociedad. Y se precisan políticas públicas de empleabilidad para frenar la desigualdad que se forme por esta situación.

Desde la perspectiva nutricional, esta crisis sanitaria se traslada a una mala alimentación porque  la pobreza es el principal actor de la obesidad en la infancia. Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), los niños y niñas con exceso de peso son el 23,3% y el 17,3% sufre obesidad.

 

LA AGENDA 2030 SE MARCA COMO OBJETIVO PARA DICHO AÑO “PONER FIN AL HAMBRE”. ¿ES UNA META FACTIBLE? 

Al paso que vamos no. De hecho, nos estamos alejando, pero sí puede ser posible. La seguridad alimentaria no solo necesita políticas sino también recursos para reducirla. Con una inversión de 30 000 millones de dólares anuales, se podrían financiar las necesidades básicas de las poblaciones que más sufren la amenaza del hambre.

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