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Prevención de la desnutrición

PREVENCIÓN DE LA DESNUTRICIÓN

Durante los últimos veinticinco años, la prevalencia mundial de desnutrición crónica ha descendido de manera gradual. La cantidad de niños menores de 5 años afectados por la desnutrición ha pasado de 255 a 159 millones.

Aunque esta evolución positiva refleja que la tendencia general es el descenso, no se produce con la rapidez suficiente (en 2014, en todo el mundo, uno de cada cuatro niños menores de 5 años presentaba retraso en el crecimiento). En el mismo año, 50 millones de niños padecieron desnutrición aguda y casi un tercio la padecía en su forma más severa. Por otro lado, la prevalencia mundial de la desnutrición aguda severa no se ha reducido tan rápidamente como la crónica. 

La seguridad nutricional de los hogares debe ser una prioridad para maximizar el crecimiento y el desarrollo infantil, y minimizar su sufrimiento. Sin embargo, la comunidad internacional sigue esforzándose por encontrar las intervenciones más eficaces para garantizar la seguridad nutricional y prevenir la desnutrición infantil. Uno de los desafíos principales para la prevención de la desnutrición infantil es el escaso conocimiento sobre las causas particulares de la desnutrición aguda y crónica. Apenas se conoce cómo y por qué evolucionan estas afecciones, de manera tanto individual como colectiva, desde la concepción hasta los años críticos de crecimiento y desarrollo del niño. Asimismo, existen pocas pruebas sobre cómo diseñar y dirigir mejor las intervenciones para abordar el posible solapamiento de estas manifestaciones. El desafío reside en comprender cuál es el mejor método para prevenir la desnutrición, y este varía según las personas y los contextos.

La evidencia actual sobre prevención se limita al impacto en intervenciones sectoriales, y llamamientos para adoptar un enfoque de seguridad nutricional. Dicho enfoque reconoce la necesidad de intervenciones integradas, complementarias y multisectoriales (por ejemplo, seguridad alimentaria, higiene, saneamiento, cambios de comportamiento, atención sanitaria y salud) a lo largo del continuo de cuidados para influir de forma simultánea sobre las causas de la desnutrición, que resultan complejas y se encuentran interconectadas.

La comprensión de los factores específicos del contexto, como las creencias culturales, los roles de ambos géneros, los niveles de educación académica, la pobreza, la desigualdad, y la estabilidad sociopolítica, juega un papel vital en el éxito de las actuaciones preventivas. Se requieren más pruebas para comprender mejor los efectos de estas causas básicas sobre el estado nutricional, y qué paquetes de intervenciones pueden atacar las diversas causas de manera eficaz y global.

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