Contexto humanitario
Perú ha experimentado un crecimiento económico significativo en la última década, pero la desigualdad persiste, especialmente en las zonas rurales andinas. En 2017, el fenómeno climático El Niño causó inundaciones y deslizamientos en la costa norte, afectando a más de 600 000 personas. Siete años después, muchas familias siguen sin recuperarse y viven en campamentos improvisados sin acceso adecuado a agua y saneamiento. Estas catástrofes amenazan el ya frágil sector agrícola, lo que resulta en inseguridad alimentaria, ya que aproximadamente el 30% de la población depende de la agricultura y la ganadería.
BENEFICIARIOS
Trabajadores
Seguridad alimentaria y medios de vida
Nutrición y Salud
EXPATRIADO
NACIONALES
Nuestra actividad
2023 ha sido para Perú el año marcado por los efectos del cambio climático y los fenómenos climatológicos. Con más del 50% de sus distritos declarados en emergencia, y las regiones del norte (Piura, Tumbes y Lambayeque) en estado de emergencia nacional de nivel 5 debido a los impactos generados por el ciclón Yaku y el Niño Costero, la ciudadanía ha tenido que afrontar emergencias por intensas precipitaciones, por deficiencia hídrica, emergencia alimentaria, emergencia sanitaria por brote de dengue, e incluso se han declarado en estado de emergencia distritos de la capital por inseguridad ciudadana, interviniendo las fuerzas armadas.
En este contexto de emergencia, con 13 de 24 regiones alcanzando una inflación de alimentos y bebidas mayor a 10%, que afectaron especialmente a las personas de bajo nivel socioeconómico, que tuvieron que dedicar el 50% de sus ingresos (promedio) para la compra de alimentos, Acción contra el Hambre ha centrado su trabajo en atender a las personas y los territorios, respondiendo a la emergencia por lluvias e inundaciones en el norte del país, apoyando a la población indígena y promoviendo el fomento del empleo y emprendimiento a través de redes de comercialización con un enfoque integral.
Nuestra estrategia en Perú aborda tanto el ámbito rural como el urbano, en costa, sierra y selva. Entre las acciones que se priorizaron destaca el trabajo estrecho con el Gobierno Territorial Autónomo de Awajún, en Amazonas, para generar capacidades en la población para implementar mecanismos de preparación y respuesta rápida ante emergencias por derrames de petróleo. En la zona andina, nuestro programa de seguridad alimentaria y medios de vida logró prevenir los índices de anemia y la desnutrición en un 20% en los distritos de Sancos y Carapo en Ayacucho. En Cusco los productores de quesos de la Asociación Sumac Ausangate y del maíz de Huaro pudieron reactivar su economía e incrementar las oportunidades de trabajo mediante la comercialización de estos productos. En Lima, ayudamos a mejorar el acceso a la atención sanitaria de calidad y la atención y prevención de casos de violencia de género de la población migrante y refugiada.
DÓNDE
AYUDAMOS
Ayudamos a 24,5 millones de personas anualmente. Trabajamos en 55 países de África, Asia, América Latina y Europa, los más amenazados por el hambre.
TESTIMONIOS
LUIS CASTILLO: "NO IMAGINÉ QUE EN ESTOS TALLERES APRENDERÍA TANTO"
Luis Castillo llegó a Perú, procedente de Venezuela, en 2018. Junto con su esposa Lanny Fernández y sus dos hijos, Luis buscaba nuevas oportunidades para comenzar con su negocio de panadería y repostería. la crisis política, económica y social que atravesaba su país, las condiciones de vida complicaban las aspiraciones de Luis Castillo para salir adelante. Los precios de los ingredientes que utilizaba en la preparación de los panes, sobre todo la harina, cambiaban de un día para el otro aumentando sus costos de producción. “Era poco rentable continuar con nuestro negocio allí. Teníamos que salir pronto”, explica Luis.
Luis vendió su horno y batidora, y con ese dinero marchó solo durante un largo camino hasta llegar a Lima. Gracias a su primo Christian, encontró un empleo informal como ayudante de una panadería y tras un año y dos meses, Luis dejó su trabajo e intentó montar su propio negocio de panadería, pero debido a la pandemia, las personas ya no le compraban tantos panes como al principio por miedo a contagiarse de Covid-19. “Poco a poco las personas dejaron de venir. Las ganancias ya no eran las mismas. Con mucho pesar, tuve que cerrar mi puesto del mercado”, relata Luis.
Después de un breve tiempo trabajando como vigilante en el mismo mercado donde tenía su antiguo puesto, Luis volvió a dedicarse de tiempo completo a la elaboración de pan por encargo, mientras su esposa, Lanny, se encargaba de la distribución. Aunque su negocio estaba empezando a tener éxito de nuevo, la ausencia de un plan de negocios limitaba el potencial y los ingresos que su emprendimiento podría generar. En 2023, Luis se inscribió junto a su esposa Lanny en el programa VIVES EMPRENDE de Acción contra el Hambre.
Los inicios no fueron fáciles para Luis y Lanny: no contar con un ordenador limitaba mucho los avances en las tareas para construir un plan de negocios. No obstante, la paciencia y comprensión de su profesora Isabel Laura los motivaba a continuar con este importante taller. “De ellos destaco la perseverancia por salir adelante y la dedicación de cada detalle de su plan de negocios”, resaltó Laura.
“Al inicio, yo pensaba que solo tendríamos unas breves charlas sobre lo que es un emprendimiento. No imaginé que en estos talleres aprendería tanto y, principalmente, en armar un plan de negocios desde cero”, relata Lanny. Graduados en el curso impartido desde Acción Contra el Hambre, Luis y Lanny tienen ahora la esperanza de que este sea el inicio de su nueva meta: reabrir su panadería en el mercado.