La importancia del aspecto psicosocial en la lucha contra la desnutrición
Estimulación emocional y psicológica como prevención
Cuando pensamos en nutrición lo hacemos de forma errónea asociándola únicamente con alimentación. Y es que, la percepción que se tiene de un niño con desnutrición es parcial. Observamos sus consecuencias físicas, pero suele desconocerse los terribles e irreversibles efectos que la desnutrición puede causar al desarrollo psicosocial de quienes la padecen. La nutrición no sólo engloba aspectos fisiológicos, sino también psicológicos. Las secuelas de la falta de micronutrientes, en los 1.000 primeros días de vida de un niño, tendrán reflejo en su desarrollo cognitivo y emocional.
Los niños con desnutrición se vuelven apáticos, no reaccionan ante estimulaciones sonoras o visuales, pierden el interés en jugar y tienen dificultad para entender instrucciones simples o para hablar. Acción contra el Hambre lleva a cabo en Nouakchott, la capital de Mauritania y en Guidimakha, al sur del país, un proyecto financiado por UNICEF, que tiene como objetivo la prevención de la desnutrición infantil, reforzando el apoyo psicosocial en la lucha contra la enfermedad.
"La idea es aportar apoyo psicosocial a las madres y a sus hijos. Se trata de maximizar el tratamiento terapéutico sabiendo que, la estimulación emocional y psicológica, repercutirá positivamente en la prevención, así como en la mejoría de los niños con desnutrición", explica Fanta Touré, Coordinadora de Nutrición de Acción contra el Hambre en Mauritania y responsable del proyecto.
"Al hablar de estimulación, nos referimos a juegos interactivos y psicomotores entre madre e hijo, así como juegos de aprendizaje y masajes. El refuerzo del lazo madre-hijo y la atención prestada por la madre maximiza el efecto del tratamiento médico", continúa Fanta. El juego tiene por tanto un importante papel en el desarrollo de los más pequeños, tanto mental como físico, porque a través de él, el niño despierta su curiosidad, conoce y aprende a relacionarse, incentivando su ingenio e iniciativa. Los juegos hacen que estimule la imaginación y la creatividad.
Otra de las actividades que se fomenta son los masajes, con los que se consigue estimular el sistema nervioso del niño, así como la oxigenación y circulación de sangre y energía, lo que promueve la producción de endorfina, refuerza el sistema inmune y ayuda a regular el sueño, el apetito y las funciones digestivas.
Los estudios nos han mostrado que las madres muchas veces se resignaban cuando veían a sus hijos desnutridos y débiles. Con este proyecto, a través de actividades que estimulan los sentidos del niño, se favorece el desarrollo de una cierta coordinación de movimientos. En el tiempo que el proyecto lleva en marcha, desde septiembre de 2014, Acción contra el Hambre, ha podido comprobar cómo la combinación de la tradicional terapia nutricional con un refuerzo de la relación madre-hijo tiene un efecto positivo y ayuda a reducir el tiempo que los niños con desnutrición pasan en el hospital.