Recogida de agua de lluvia en Siria
Khadija, de 32 años, y Jamila, de 30, madre de cinco hijos y embarazada de gemelos, viven en un pueblo de la gobernación de Al-Hassakeh, en Siria. Ambas tienen enormes dificultades económicas para mantener a sus familias.
Khadija vive con su marido y cinco hijos, ninguno de los cuales va a la escuela debido a su grave situación económica. Su hijo mayor fue operado de la enfermedad de Perthes (interrupción del riego sanguíneo), por lo que no puede trabajar. Otro hijo trabaja como jornalero en la gobernación de Tartous para mantener a la familia. "Mi marido sufre enfermedades crónicas, trabaja por cuenta ajena, pero su escaso salario apenas cubre el coste de sus medicinas mensuales".
El marido de Jamila, un trabajador de 31 años, pasa muchas horas fuera de casa intentando ganar lo suficiente para mantener a su creciente familia. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, llegar a fin de mes sigue siendo una lucha diaria.
"Siempre que oigo que hay trabajo, me apunto", dice Khadija. Ha aceptado varios trabajos, como la recolección de lentejas y otras labores agrícolas estacionales. Sin embargo, incluso con todos sus ingresos combinados, algunos días la familia sólo puede permitirse pan para la cena. "Hemos tenido que vender muchos de nuestros bienes para sobrevivir", añade.
El pueblo donde viven carece de servicios básicos, lo que agrava sus dificultades. Hasta hace poco, luchaban contra la escasez de agua y dependían de costosos camiones cisterna privados para abastecer de agua a su ganado. Esto suponía una carga financiera adicional para sus ya escasos recursos.
Sin embargo, con financiación de la Unión Europea, Acción contra el Hambre instaló unidades de recogida de agua de lluvia tanto para Khadija como para Jamila. La organización colocó láminas en sus tejados para recoger el agua de lluvia, que no sólo abastece sus depósitos de agua sino que también evita las goteras en sus casas. Cuando llueve, los depósitos se llenan, garantizando una fuente de agua más sostenible. En épocas de sequía, limpian los depósitos y los rellenan con agua de proveedores privados, ya que no disponen de almacenamiento alternativo.
Gracias a las unidades de recogida de agua de lluvia, ahora pueden abastecer a su ganado sin costes adicionales. Utilizan la leche para el consumo doméstico y venden yogur, lo que les ayuda a generar algunos ingresos para cubrir sus necesidades básicas.
A pesar de los continuos retos, tanto Khadia como Jamila expresaron su gratitud por este apoyo, ya que ha supuesto una mejora significativa en sus vidas, permitiéndoles gestionar sus recursos de forma más eficaz en un entorno difícil.
