

Más de un millón de personas pasan hambre en el Líbano en medio de la inestabilidad
SE CUMPLEN 6 MESES DE ALTO EL FUEGO EN LÍBANO
- A pesar del alto el fuego de noviembre de 2024 en el Líbano, el conflicto sigue activo. Alrededor de 90.000 personas siguen desplazadas internamente en el Líbano con dificultades para acceder a comida y agua.
- Casi 1,2 millones de personas sufren altos niveles de inseguridad alimentaria a causa del conflicto y los continuos desplazamientos, con muchos incapaces de regresar a sus hogares.
- Los daños al sector agrícola se estiman en al menos 11.000 millones de dólares desde el inicio del conflicto en octubre de 2023.
Madrid/Beirut, 27 de mayo de 2025. A pesar del acuerdo de alto el fuego de hace seis meses, en noviembre de 2024, en el Líbano, la actividad militar sigue siendo intensa en partes del sur del país, la Becá y los suburbios del sur de Beirut. La población civil sigue corriendo un alto riesgo, y los recientes ataques se han dirigido contra zonas pobladas, poniendo aún más en peligro vidas y medios de subsistencia.
“Uno de los últimos ataques aéreos se registró el 8 de mayo”, explica Suzanne Takkenberg, directora de Acción contra el Hambre en el Líbano. “Ese día hubo más de 19 ataques en el lapso de una hora en el sur del Líbano, cerca de nuestros puntos de distribución, lo que nos obligó a detener nuestras actividades temporalmente”.
1 de cada 6 personas no puede volver a sus hogares
Alrededor de 90.000 personas siguen desplazadas internamente, según la Organización Internacional para las Migraciones. Más de 900.000 han regresado a sus comunidades, y de estos muchos no pueden acceder a sus hogares al ser inhabitables. En otros casos, las personas corren grandes riesgos debido a las continuas violaciones del alto el fuego o a la presencia de artefactos explosivos sin detonar. Estas familias se ven obligadas a vivir en apartamentos prestados o a alquilar viviendas provisionales.

Las familias desplazadas tienen dificultades para acceder a servicios esenciales, como agua potable, saneamiento y atención sanitaria. “Los desplazamientos, el extraordinario aumento del coste de la vida, las interrupciones en el suministro de alimentos, la pérdida de medios de vida y los daños en infraestructuras sanitarias y de agua son algunas de las barreras que impiden a los civiles cubrir sus necesidades más básicas”, comenta Suzanne Takkenberg.
Es el caso de Ali – nombre ficticio por seguridad -: desde que se vio obligado a desplazarse durante la escalada del conflicto en septiembre de 2024, no tiene un acceso constante y asegurado a comida y agua potable. La casa de Ali, en Dahiye – suburbios del sur de Beirut – quedó completamente destrozada a causa de los ataques, y no tuvo otra opción más que huir y buscar refugio. Perdió su trabajo. Como cientos de personas, Ali llegó a la escuela Bir Hassan, en el sur de Beirut, buscando un lugar en el que quedarse y donde todavía sigue, solo, ocho meses después.
La zona fronteriza fue una de las más afectadas durante la escalada del conflicto en octubre de 2023. Mahmoud, desplazado interno proveniente de Odaisseh, en la frontera con Israel, cuenta: “No hay vida. No hay plantas. No queda nada”. Hace más de un año y medio que Mahmoud vive con su familia en lo que un día fue el Hotel Montana, en Marwanieh, en el sur del país, donde actualmente siguen habitando 94 familias: “No esperábamos que el conflicto fuese a durar tanto, así que no trajimos muchas cosas con nosotros”. Mahmoud y su familia intentaron regresar una vez a Odaisseh, pero al constatar el nivel de destrucción, decidieron volver al Hotel Montana: “Si las organizaciones humanitarias dejaran de trabajar aquí, sería como si nos dejaran a nuestra merced en un desierto”, concluye.

El hambre continúa
Según el último informe de Naciones Unidas sobre seguridad alimentaria en el Líbano, casi 1,2 millones de personas, incluyendo libanesas, sirias, migrantes y palestinas sufren altos niveles de inseguridad alimentaria aguda a pesar del alto el fuego. La situación se debe principalmente al prolongado impacto del conflicto, los continuos desplazamientos forzados de población y la profunda crisis económica de los últimos años.
Los medios de subsistencia de las familias, especialmente de aquellas que viven de la agricultura, también se han visto gravemente impactados. Según el Banco Mundial, los daños al sector agrícola se estiman en al menos 11.000 millones de dólares desde el inicio del conflicto en octubre de 2023. Los agricultores del sur y de la zona de la Becá tuvieron que abandonar sus tierras, aunque algunos pudieron regresar.
Es el caso de Jaafar, un agricultor de Beit Lif, a 5 kilómetros de la frontera con Israel predominantemente agrícola. En Beit Lif, vivían unas 7.000 personas. Ahora, a causa del conflicto, solo quedan unas 125. Jaafar relata que “a causa de los drones, todo el mundo tiene miedo”. Añade: “Todas las tierras y todos los campos están destrozados en esta zona del sur. Los árboles o bien han sido arrancados o han sido dañados”.
La falta de ingresos, de acceso a fertilizantes – muy caros especialmente en el Líbano con la inflación y la crisis económica que arrastra desde 2019 –, la falta de acceso a herramientas de labrado y a infraestructura de agua – mucha de ella destrozada a causa del conflicto o inservible por la falta de combustible para operar estaciones de bombeo de agua – ha provocado que a Jaafar y su familia les cueste mucho cultivar sus campos, su único medio de vida.

La respuesta humanitaria de Acción contra el Hambre
“Muchas familias tienen dificultades para comprar alimentos básicos, lo que pone de manifiesto la inseguridad alimentaria generalizada”, explica Suzanne Takkenberg. “Las necesidades urgentes incluyen encontrar refugio de emergencia, acceso a agua limpia, kits de higiene e instalaciones sanitarias. Los daños en las infraestructuras de agua y saneamiento crearán grandes dificultades para que las familias puedan regresar a sus hogares de forma permanente, mientras el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua sigue siendo alto. Los esfuerzos de las organizaciones humanitarias son cruciales para proteger el bienestar y la dignidad de las personas afectadas”, concluye.
Acción contra el Hambre está trabajando desde hace meses en el refugio colectivo donde vive Ali para asegurar que haya agua potable, productos para garantizar la higiene de las personas y otros artículos esenciales para mantener la salud y prevenir brotes de enfermedades, así como acceso a alimentos.
Acción contra el Hambre está respondiendo activamente en Beirut, en la Becá, Baalbek-Hermel, Nabatiyeh y las gobernaciones del sur, entregando ayuda esencial. Algunas de las actividades incluyen distribución de mantas, colchones, almohadas, botellas de agua, suplementos nutricionales y la prestación de servicios sanitarios, así como la rehabilitación de tierras agrícolas, puntos de agua y el apoyo a las familias con ayudas en metálico ayudando tanto a las familias desplazadas como a las retornadas.