La incorporación de los jóvenes al mercado laboral, clave para salir de la crisis socioeconómica
El valor y el talento que aportan los jóvenes al mercado laboral, a través de enfoques sociales como el medio ambiente y la perspectiva de género, son clave para la recuperación económica de nuestro país. Tras el confinamiento, se propició una revolución digital en todos los sectores laborales, y son los jóvenes, los nativos digitales, quienes pueden impulsar esa situación para que las empresas no se queden atrás.
El 18,43% de los participantes de los programas de empleo de Acción contra el Hambre son menores de 30 años, una tendencia que se ha visto aumentada por la pandemia del coronavirus. En el 2019, ese dato era del 15,80% .
“Hemos detectado que crecen el número de jóvenes en nuestros programas de empleo. La pandemia ha sido un duro golpe para ellas porque han visto reducir sus oportunidades laborales por la gran destrucción de empleo y, los obstáculos que ya existían antes de la pandemia, se han profundizado”. Marta González, responsable del programa de intermediación con empresas en Acción contra el Hambre. “Se suma la idea equivocada de que si no se tiene experiencia no se podrá desempeñar un trabajo de forma eficiente y eficaz. Hay puestos de trabajo que con un buen entrenamiento y unas competencias específicas resultaría suficiente”.
El equipo técnico de Acción contra el Hambre sostiene que el número de jóvenes en los programas de empleo seguirá creciendo: “la formación académica se dilata, cuesta más acceder al mercado laboral y junto a la destrucción del empleo se producirá un cuello de botella que dificultará todavía más que los jóvenes encuentren empleo”.
Las empresas, aliadas para frenar el desempleo juvenil
Se pierde mucho talento e innovación en las empresas españolas al no proporcionar más opciones laborales a los jóvenes.
En solo dos años, el porcentaje de jóvenes de entre 16 y 29 años que no trabajan ni estudian ha aumentado un 34% según datos del Ministerio de Trabajo. No solo se trata de jóvenes que no estudian sino de todos aquellos que ya han terminado sus formaciones superiores, medias y bajas y se encuentran ahora en el paro. En total, son dos millones jóvenes en esa situación.
Las empresas y las administraciones públicas deben involucrarse en este problema para reducir el desempleo juvenil. La juventud son los cimientos de la sociedad del futuro, si no les tenemos en cuenta ahora, ¿qué clase de sociedad estamos construyendo? Necesitamos una juventud preparada, con experiencia laboral -y para ello es necesario la implicación de las empresas- para que tengamos un futuro sostenible y con beneficios.
La brecha de género en el mundo laboral comienza antes de los 30 años
Los datos del desempleo, según el Instituto de Estadística, se estabilizan del segundo trimestre de 2020 a este año, situándose entorno al 15 %. La diferencia se nota más entre mujeres y hombres, puesto que en el caso de las mujeres el desempleo sube casi un punto, hasta el 17,36% en el mismo tiempo, mientras que la de hombres desciende un punto en un año para situarse en el 13,39% en 2021.
Las mujeres dedican más tiempo a los estudios y esto significa que nuestro acceso al empleo y adquisición de experiencia laboral se dilata en el tiempo, por lo tanto, el acceso al mercado laboral es más tardío.
Otra de las razones de esta brecha, señala Ana Alarcón, responsable de los programas de emprendimiento en Acción contra el Hambre, es “la feminización y masculinización de los sectores productivos: los sectores digitales, tecnológico, científico, construcción o energía tienen altas tasas de empleo, así como de mejor calidad, están copados por hombres mientras que sectores feminizados como cuidados, salud, limpieza, servicios, mayoritariamente ocupados por mujeres, están precarizados”.
También un factor importante a tener en cuenta en la brecha es cómo la maternidad penaliza a las mujeres sobre los hombres: “las mujeres con hijas/os tienen el doble de posibilidades de estar en desempleo y un 20% más de probabilidad de tener un contrato temporal y/o parcial.
El emprendimiento juvenil, una salida laboral cada vez más atractiva
"El emprendimiento coge fuerza entre el público juvenil. En el 2019, el número de jóvenes que formaban parte de los programas de emprendimiento de Acción contra el Hambre era de un 37,43% y ahora corresponde a casi la mitad del total -un 49,03%-. Una de las consecuencias de la pandemia es el interés de los jóvenes por emprender su propio negocio”. Ana Alarcón, especialista en empleabilidad y género de Acción contra el Hambre.
Entre 2020 y 2021, los sectores en los que se generan más negocios son servicios y comercio, independientemente de la edad. Sin embargo, las personas mayores de 30 años apuestan por la hostelería, mientras que las personas más jóvenes se centran en consultorías especializadas como diseño y artes gráficas, o marketing, comunicación y publicidad. Igualmente son negocios con alto componente digital y sostenible, como la comercialización de productos agroecológicos, cosmética natural, potenciación de comercio local y de segunda mano, energías renovables, etc.
En cuanto a las ideas de negocio y planes de empresa que todavía no se han constituido como negocio, cabe destacar el aumento de interés de la población joven en el sector de cultura, ocio y deporte comparado con las personas mayores de 30 años.
Acción contra el Hambre está desarrollando programas de empleo y de apoyo al emprendimiento para jóvenes en varias comunidades autónomas, ayudándoles en el ámbito del trabajo por cuenta propia con estudios de viabilidad, planes de negocio, asesoramiento personalizado y ayudas a la financiación y en el empleo por cuenta ajena con formaciones y talleres que favorezcan sus oportunidades laborales. El 88% de los negocios que se crean con nuestro apoyo sigue en marcha un año después y casi la mitad de los participantes de los programas de empleo encuentran trabajo nada más terminarlos. El objetivo de Acción contra el Hambre en España es luchar contra el desempleo y favorecer la inclusión sociolaboral de personas con dificultades de acceso al mercado de trabajo.