Día Mundial de la Seguridad Alimentaria: el hambre, agravada por la inseguridad y los conflictos
De acuerdo con el "Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias”, publicado recientemente por el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, aproximadamente 258 millones de personas en 58 países experimentaron inseguridad alimentaria aguda el año pasado. En 2021, esta cifra era de 193 millones de personas en 53 países. Esto supone un aumento del 34%, que son 65 millones de personas más que en el año anterior.
La falta de seguridad alimentaria se refiere a la situación en la que las personas no tienen acceso físico, social o económico a alimentos suficientes y nutritivos para llevar una vida saludable y activa. Existen diversas causas que contribuyen a esta problemática global:
La pobreza es una de las principales causas de la inseguridad alimentaria. Las personas en situación de pobreza extrema carecen de los recursos económicos necesarios para adquirir alimentos adecuados y nutritivos. La falta de ingresos suficientes limita su capacidad para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.
En segundo lugar, las desigualdades económicas acentúan la inseguridad alimentaria. La distribución desigual de la riqueza y los recursos dificulta el acceso equitativo a los alimentos. Las personas con menos recursos enfrentan barreras para acceder a una alimentación adecuada, mientras que aquellos con mayores recursos tienen más posibilidades de satisfacer sus necesidades nutricionales.
Por otra parte, el cambio climático y los desastres naturales como sequías, inundaciones y tormentas tienen un impacto significativo en la seguridad alimentaria. Estos fenómenos pueden afectar a la producción agrícola, destruir cosechas y ganado, y agotar los recursos naturales necesarios para la agricultura. Las comunidades vulnerables son las más afectadas por estos eventos climáticos extremos.
Los conflictos armados y las crisis humanitarias, por su parte, también contribuyen directamente a la inseguridad alimentaria. La violencia y la guerra interrumpen la producción de alimentos, destruyen la infraestructura agrícola, desplazan a las comunidades y dificultan el acceso a los alimentos. Las poblaciones afectadas por los conflictos a menudo se enfrentan a una escasez de alimentos y dependen en gran medida de la ayuda humanitaria. Más del 85% de los 258 millones de personas en el mundo que sufren hambre en su fase más severa viven en países afectados por conflictos e inseguridad.
Otro de los factores que también contribuyen a la inseguridad alimentaria son la falta de acceso a recursos esenciales, como tierras cultivables, agua potable, educación y servicios de salud. Esto limita la capacidad de las personas para cultivar alimentos, obtener ingresos y mantener una buena salud nutricional.
Abordar estas causas subyacentes de la inseguridad alimentaria requiere medidas a largo plazo que incluyan la reducción de la pobreza, la promoción de la equidad económica, la adaptación al cambio climático, la prevención y resolución de conflictos, y el acceso equitativo a recursos y servicios básicos. Es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y colaborativo a nivel global.
Acción Contra el Hambre está presente en más de 50 países y es líder en avances técnicos para prevenir y tratar la desnutrición. Con más de 40 años de experiencia, busca demostrar a la sociedad la estrecha conexión entre la paz, la cohesión social y la alimentación, y los derechos fundamentales e inalienables para todos los seres humanos.