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Desplazados en Chad: la lucha diaria en los campos de refugiados

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En la frontera oriental de Chad, los equipos de Acción contra el Hambre están respondiendo a las necesidades de los refugiados y de las comunidades de acogida mientras los refugiados provenientes de países vecinos siguen llegando a Chad, en un contexto de drástica reducción de la financiación humanitaria.

Desde mediados de 2023, Chad ha acogido a más de un millón de desplazados, entre ellos más de 773.000 refugiados sudaneses en el este del país. Este desplazamiento de población está poniendo a prueba los recursos de las comunidades de acogida, la disponibilidad de alimentos y los ya frágiles servicios sociales esenciales.

Ante esta crisis, Acción contra el Hambre interviene en las provincias de Ouaddai y Sila, especialmente en el emplazamiento de Adré y en los campos de refugiados de Métché y Zabout, para responder a las necesidades de los refugiados y de las poblaciones de acogida mediante programas de asistencia humanitaria en materia de salud y nutrición, salud mental y apoyo psicosocial, agua, higiene y saneamiento, y seguridad alimentaria y medios de subsistencia.

Fotografía: Incontables familias necesitan apoyo nutricional en Chad. Crédito: Christophe Da Silva

Chad

 

 

Difíciles condiciones de vida en los campamentos

"Desde principios de año y a consecuencia de conflictos en países vecinos, las llegadas han ido en aumento, sobre todo en el lugar de acogida de Adré, que es uno de los principales puntos de entrada en la región de Ouaddai. Se calcula que hay unos 250.000 refugiados en este lugar, una cifra que casi se ha duplicado desde el año pasado. Con la disminución de la financiación humanitarias, nos preocupa la llegada de nuevos refugiados en un momento en que la respuesta humanitaria en el lado chadiano ya es insuficiente", comenta Ghislaine Flore Tantchou Nguandjeu, coordinadora sobre el terreno en la región de Ouaddai para Acción contra el Hambre.

Las condiciones de vida en los campos se deterioran a medida que se intensifican las llegadas. 

"En los lugares de recepción, estamos viendo un aumento de las necesidades, sobre todo de agua y letrinas, pero también de salud y nutrición. Aquí la gente vive con 7 litros de agua al día, lo que es muy insuficiente y está por debajo del umbral de emergencia. Con la estación de lluvias a la vuelta de la esquina, nos preocupa el riesgo de que se propaguen epidemias y enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera". 

 Ghislaine Flore Tantchou Nguandjeu, coordinadora sobre el terreno en la región de Ouaddai para Acción contra el Hambre. 

Además, el aumento del número de llegadas está agudizando las tensiones entre la población de las comunidades de acogida y los refugiados. "Para las autoridades nacionales y locales, es urgente reubicar a los refugiados instalados en Adré, pero a menudo se muestran reticentes. La comunidad de acogida quiere recuperar las tierras en las que se han instalado los refugiados para destinarlas a la agricultura. Hay una verdadera necesidad de cohesión social y de resiliencia de la población para hacer frente a esta crisis".

La saturación de los campos y la financiación inadecuada están ejerciendo una presión adicional sobre los medios de subsistencia de los refugiados y las comunidades de acogida, lo que repercute en su situación nutricional. En el país, según los resultados del análisis del Marco Armonizado en diciembre de 2024, más de 2,4 millones de personas de (el 14% de la población) sufren inseguridad alimentaria aguda (fases 3 y +), un aumento de 400.000 personas en comparación con diciembre de 2023, incluidas 800.000 personas en las provincias orientales.

Fotografía:  En Chad, incontables personas deben convivir con recursos locales limitados.  Crédito: Inès Olhagaray

Campos

 

 

La labor de Acción contra el Hambre

Para satisfacer necesidades esenciales, Acción contra el Hambre lleva a cabo actividades de salud mental y apoyo psicosocial en el campo de Metché, cerca de Adré, en el este de Chad. Nasra Mahamat Dahab, casada y madre de 9 hijos, huyó con su familia para refugiarse en el campo de Metché. Estaba profundamente traumatizada por la violencia y por las pérdidas humanas y materiales que sufrió. Cuando llegó al campo, tuvo grandes dificultades para adaptarse a las condiciones de vida especialmente precarias de los campos de refugiados. Más concretamente, tuvo que seguir lidiando con sus propios traumas (pérdida de parientes cercanos, pérdida de rastros de un hijo, pérdida de posesiones, etc.), sin el apoyo de sus allegados y lejos de su tranquilizador entorno familiar. 

"Durante una sesión de sensibilización comunitaria organizada y dirigida por los equipos de salud mental de Acción contra el Hambre, oí hablar de los signos y síntomas más comunes que experimentan las personas tras los choques, las crisis y los conflictos. Entonces me di cuenta de que esas eran las señales que yo sentía y padecía” explica Nasra.

 

"Me acogieron, me escucharon y me ayudaron; primero mediante apoyo individual, luego acepté unirme a un grupo de discusión para beneficiarme del apoyo grupal con mis compañeros. Los equipos psicosociales de Acción contra el Hambre me ayudaron a afrontar mis malos pensamientos y emociones negativas. Ahora puedo volver a dormir, sonrío y comparto mis preocupaciones y experiencias con los que me rodean. Incluso me he convertido en consejera para otros. La actividad de tejer me ha hecho mucho bien, porque me ha dado una visión más optimista de la vida.”

 Nasra Mahamat Dahab, beneficiaria de Acción contra el Hambre en el campo de Metché, en Chad 

 

"La salud mental es un problema importante en los campamentos", dice Ghislaine. "Los talleres de tejido, dibujo y otros talleres creativos que organizamos forman parte de un enfoque psicosocial centrado en la atención. Ofrecen a los participantes un espacio seguro en el que expresar sus emociones, recrear vínculos sociales y recuperar una forma de estabilidad en su vida cotidiana. Al fomentar los intercambios entre los refugiados y las comunidades de acogida, estas actividades también contribuyen a romper el aislamiento, reforzar la vida comunitaria y prevenir los efectos nocivos de la inactividad prolongada.”

Fotografía: El equipo de Acción contra el Hambre trabaja sin descanso para asisitir a aquellos que más lo necesitan en Chad. Créditos: Alexandre Dupeyron

Chad ACF Staff

 

 

Una crisis humanitaria infrafinanciada

Hasta ahora, el donante estadounidense USAID financiaba el 50% de la ayuda humanitaria en Chad. La reducción de la financiación estadounidense, en el marco de un descenso general de la financiación, repercute directamente en los refugiados que viven gracias al apoyo de la ayuda humanitaria, y limita la capacidad de respuesta de las ONG internacionales y locales presentes en el país.

"Las agencias de la ONU, como ACNUR, se han visto muy afectadas, y sus socios han reducido drásticamente sus equipos y programas, sobre todo en educación y actividades generadoras de ingresos", comenta Ghislaine.

Actores como UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos, que se encargan de suministrar productos nutricionales como alimentos terapéuticos listos para usar a los centros de salud, se han visto directamente afectados por los recortes de USAID. "Nuestras existencias de Plumpy Nut nos permitirán tratar a los niños que sufren desnutrición aguda grave hasta mayo, pero no tenemos visibilidad después de esa fecha". 

Según estimaciones del ACNUR, el número de refugiados y retornados en Chad podría alcanzar los 973.000 a finales de 2025.

 “Necesitamos financiación para apoyar a la gente a lo largo del tiempo, pero también para responder a otras crisis en las demás provincias de Chad", concluye Ghislaine.

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