Agua, el primer alimento
Nutrir no es sólo dar comida. El agua, que conforma el 70% de nuestro cuerpo, es el alimento más básico de las personas adultas, una proporción que es aún mayor en los niños. Desde pequeños nos han explicado que la vida es posible en este planeta gracias a la presencia del agua en la atmósfera, los ríos, reservas subterráneas… Sin embargo, 750 millones de personas en el mundo viven (malviven) sin acceso a agua de calidad. Esta cifra es próxima a los 795 millones de personas amenazados por el hambre. De hecho, ambos dramas se sitúan sobre los mismos escenarios y tienen los mismos protagonistas: los que cuentan con menos recursos.
Una nutrición adecuada empieza por tener acceso a agua de calidad
Agua que nutre…
Hossan tiene dos años aunque su cuerpo menudo parezca el de un niño mucho más pequeño. Ingresó hace unos meses en el Centro de Nutrición de Acción contra el Hambre en Mayahi (Níger) con una diarrea crónica que impedía a su cuerpo asimilar y absorber los nutrientes de los alimentos que su abuela le daba. Hossan llegó al centro en los brazos de su abuela con desnutrición severa.
El equipo que le atendió consiguió rehidratar su cuerpo y dar así comienzo al tratamiento de recuperación terapéutica. Hossan tuvo suerte y consiguió recuperar peso y la sonrisa en pocos días. Otros niños, sin embargo, (aproximadamente 1.000 cada día) pierden la vida por algo tan aparentemente insignificante como la diarrea por no poder beber agua segura.
El 75% de las enfermedades en el mundo están relacionadas con enfermedades ligadas al agua. 842.000 personas, en su mayoría niños, mueren al año a causa de estas enfermedades, ya sean transmitidas a través del agua, como la diarrea, el cólera, el tifus, la meningitis o la hepatitis A y E; enfermedades con base en el agua, causadas por organismos acuáticos, como la esquistosomiasis; enfermedades de origen vectorial relacionadas con el agua (malaria, fiebre amarilla, dengue…); o enfermedades vinculadas a la escasez de agua (por ejemplo, la tuberculosis). Todas ellas, que podrían evitarse con medidas básicas y poco costosas de higiene y saneamiento, afectan más a los niños debilitados por la desnutrición. Los niños pequeños son especialmente sensibles a la falta de agua, la deshidratación es una causa importante de enfermedad e incluso de muerte en sus grados más avanzados; si al niño le falta agua, le falta vida.
Clarisse, enfermera de Acción contra el Hambre, siguió paso a paso la recuperación de Hossan
… y que alimenta…
Sólo en África 70 millones de personas dependen de lo que la tierra les da para alimentarse. Suelen contar con tres cosechas al año, pero a menudo (cada vez más) el agua no llega en el momento adecuado o en la cantidad necesaria. Puede que no llueva antes de la siembra, o que deje de llover cuando las plantas aún no han germinado o que llueva demasiado y se ahoguen los cultivos. Pero en cualquier caso el agua existe, no es un problema de disponibilidad el que tenemos en África Subsahariana, se trataría solamente de gestionarla bien y sacar el máximo provecho posible al ciclo agrícola para asegurar todas las cosechas posibles.
El agua alimenta a las personas, a la tierra y también a las comunidades. Las mujeres y los niños suelen ser los encargados de recoger el agua necesaria en los hogares más pobres del planeta. Para ello deben caminar hasta cinco kilómetros dos y tres veces al día. Es un tiempo precioso que las mujeres roban al cuidado nutricional de sus hijos. Es un tiempo también que los niños (sobre todo las niñas) arrebatan a la escuela, rebajando por ende sus posibilidades de construir un futuro mejor.
En Acción contra el Hambre creemos que trabajar para hacer universal el acceso a agua segura tiene que ser una prioridad para el mundo. Sólo con agua de calidad tendrán sentido todos los esfuerzos por hacer frente a la desnutrición y al hambre: ella nos nutre y nos alimenta.
Acción contra el Hambre