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848 millones de personas padecen hambre: despertemos al G7

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Si hay conflictos, una crisis climática, choques económicos y desigualdades en el mundo, el problema del hambre seguirá empeorando. Los países del G7 deben actuar para corregir las profundas causas estructurales del hambre.  

En los últimos años, el número de personas que padecen hambre ha aumentado constantemente, debido a los conflictos, la crisis climática, las crisis económicas y las desigualdades. Estamos viendo cada vez más crisis alimentarias en todo el mundo.  Estas crisis indican que nuestros sistemas humanitario, diplomático y alimentario no son suficientes para corregir las causas profundas del hambre. La guerra en Ucrania, por ejemplo, no es la razón principal detrás de la crisis alimentaria mundial; es un shock adicional que ha exacerbado un problema existente. Hoy en día, la situación es crítica: 848 millones de personas padecen hambre. Es urgente actuar. 

Del 26 al 28 de junio, los líderes de los países más ricos del mundo se reunirán en Alemania para la Cumbre del G7. Acción contra el Hambre hace un llamamiento a Emmanuel Macron, Olaf Scholz, Boris Johnson, Mario Draghi, Joe Biden, Justin Trudeau y Fumio Kishida para que den un paso adelante y cumplan con sus deberes en la lucha contra la inseguridad alimentaria mundial. 

¿Cuántas crisis se necesitan para que los responsables políticos tomen medidas sobre las causas estructurales del hambre? Este alarmante deterioro debe detenerse ahora.  

¿Cuáles son las causas de este aumento del hambre?  

Las causas del aumento del hambre en el mundo son muchas e interrelacionadas. En primer lugar, el hambre en el mundo no puede atribuirse a problemas de producción o de cantidad. Actualmente producimos más alimentos de los necesarios para alimentar a la población mundial y, sin embargo, una de cada tres personas padece inseguridad alimentaria. 

El problema del hambre es, ante todo, estructural: nuestro sistema agrícola y alimentario globalizado crea hambre en todo el mundo y no garantiza una remuneración justa para los agricultores, que, en muchos países, son las primeras víctimas de la inseguridad alimentaria. En Europa, el 10% de la población se encuentra en situación de inseguridad alimentaria, frente al 41% de América Latina, el 60% de África y el 26% de Asia. Y la seguridad alimentaria afecta especialmente a los países cuyos alimentos dependen de los mercados internacionales (fuente: «Agriculture, alimentation et guerre en Ukraine: un décryptage en 11 questions»).  

El actual sistema globalizado de alimentos y agronegocios no garantiza una remuneración justa para los agricultores y no proporciona alimentos suficientes para todas las regiones del mundo (en cantidad y calidad), y al mismo tiempo, no es lo suficientemente resistente contra los shocks. Las grandes crisis políticas, económicas, ambientales y sanitarias actuales la debilitan y ponen en peligro la seguridad alimentaria mundial.   

Por ejemplo, nuestro sistema agrícola actual no puede proporcionar una respuesta a los problemas de la crisis climática. La crisis climática está afectando nuestra capacidad de producir alimentos en cantidad suficiente y con suficiente calidad, y al mismo tiempo, nuestro sistema agrícola está empeorando el daño ambiental. De hecho, la agricultura y la alimentación son responsables de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre. 

¿Cómo afecta la guerra en Ucrania a la seguridad alimentaria mundial?  

Violaciones de los derechos humanos internacionales en Ucrania  

Las principales estructuras logísticas en Ucrania, como las ciudades portuarias de Odessa y Mariupol desde donde se exportan mercancías, están siendo bombardeadas o sitiadas. Estos ataques contradicen las obligaciones internacionales de derechos humanos (RSI) de preservar las infraestructuras civiles y los bienes necesarios para que las poblaciones sobrevivan. Hoy en día, las poblaciones civiles atrapadas en Ucrania por el conflicto sufren de hambre. 

La comunidad internacional debe impedir de inmediato el uso del hambre como arma de guerra en Ucrania y en los puertos del Mar Negro. En los países más vulnerables a la inseguridad alimentaria, las respuestas de ayuda humanitaria deben ser preventivas. Es preciso aumentar la ayuda para las crisis alimentarias existentes y adoptar medidas rápidamente para hacer frente al deterioro de las situaciones a nivel local si se quiere evitar una nueva espiral de hambre. 

La crisis alimentaria resultante de la guerra en Ucrania ilustra cuán frágiles son los sistemas alimentarios mundiales 

Debido a nuestro sistema alimentario globalizado, el conflicto en Ucrania está amenazando el suministro mundial de granos y la seguridad alimentaria mundial (Rusia y Ucrania proporcionan el 23% de las exportaciones mundiales de trigo y el 16% de maíz).  

La crisis eleva el precio de los suministros básicos (trigo, maíz, aceites de cocina), y esto se combina con el aumento de los precios del petróleo y el gas, así como la inflación de los precios de los insumos agrícolas. Por ejemplo, como Túnez importa la mitad de su trigo de Ucrania y depende en gran medida de los países extranjeros para su suministro de petróleo y gas, el precio del pan se ha duplicado desde el comienzo del conflicto, y los costos de la energía aumentaron un 5% solo en abril.  

En ausencia de pisos de protección social universal en los países afectados por la crisis, este aumento de los precios de los alimentos puede sumir a millones de personas en la pobreza, en un contexto en el que la pobreza extrema ya ha aumentado por primera vez en 25 años debido a la crisis del Covid-19. Sin los medios adecuados de apoyo, entre 8 y 13 millones de personas más podrían desnutrirse, según las Naciones Unidas. De las personas más pobres, las mujeres embarazadas y sus hijos menores de 2 años están particularmente expuestos a las consecuencias de la pobreza y el hambre durante los primeros 1.000 días críticos de vida del niño.   

Múltiples soluciones para múltiples causas  

Acción contra el Hambre insta a los países del G7 a tomar medidas de emergencia ambiciosas para luchar contra el hambre, antes de que la crisis alimentaria mundial empeore aún más.  

1. Acción contra el Hambre pide que se ponga fin al uso del hambre como arma de guerra y que se garantice el acceso y la ayuda humanitaria. 

Los líderes del G7 deben hacer esfuerzos diplomáticos para poner fin al uso del hambre como arma de guerra, particularmente a través de un alto el fuego en Ucrania y el acceso garantizado a la ayuda humanitaria inmediata. Deben aplicarse respuestas inmediatas y preventivas en los países más vulnerables para evitar crisis alimentarias. La ayuda alimentaria debe proporcionarse en los países más afectados por el aumento del hambre y la inseguridad alimentaria. 

2. Los países afectados por el aumento de los precios de los alimentos deben desarrollar políticas de protección social universales y feministas. 

Los países del G7 deben comprometerse a apoyar y financiar la implementación de políticas de protección social en los países afectados por el aumento de los precios de los alimentos, especialmente un ingreso básico para los primeros 1.000 días de vida de un niño (un período clave en la prevención de la desnutrición). 

3. Acción contra el Hambre pide una transformación global de los sistemas alimentarios para hacerlos más sostenibles, más resilientes y más justos. 

Los Estados del G7 deben fomentar y mantener la soberanía alimentaria de los países y reconocer el importante papel que desempeña la agricultura agroecológica para lograrlo. La actual crisis alimentaria debe ser enfrentada con una respuesta sistémica de todos los Estados e incluir a las personas afectadas primero por la crisis, representantes de la sociedad civil, pueblos indígenas y agricultores.  

 

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