Desarrollo físico y motor en la infancia: ¿Cómo afectan la malnutrición y desnutrición
Los niños experimentan diferentes cambios evolutivos durante su crecimiento, tanto físicos como psicológicos. El desarrollo infantil es progresivo, continuo, irreversible y tiene una secuencia fija. Esta etapa es muy importante, ya que durante sus primeros 5 años de vida es cuando más se desarrollan.
Durante estos primeros cinco años, los niños aprenden a dominar sus destrezas: hablar, caminar, atarse los zapatos, correr… Además de dirigir sus emociones, las conexiones con familiares y crear nuevas amistades.
Aunque cada niño tiene sus propios tiempos en lo que al desarrollo se refiere, sí existen algunas guías de tiempo que ayudan a la hora de detectar un posible problema de desarrollo físico o motor:
- Sonrisa (media: 4-6 semanas. Margen de normalidad: 1-8 semanas).
- Acercamiento a un objeto (media: 5 meses. Margen de normalidad: 4-6 meses).
- Sedestación con apoyo (media: 6-7 meses. Margen de normalidad: 4-12 meses).
- Andar sin ayuda (media: 12-13 meses. Margen de normalidad: 8-18 meses).
- Palabras referenciales (media: 12 meses. Margen de normalidad: 8-18 meses).
- Frases o expresiones de 2-3 palabras (media: 21-24 meses. Margen de normalidad: 10-36 meses).
- Se viste solo (media: 3-4 años. Margen de normalidad: 33-72 meses).
- Control de esfínteres durante el día (media: de 2 años. Margen de normalidad: 16-48 meses).
- Control de esfínteres durante la noche (media: 3-4 años. Margen de normalidad: 18-72 meses).
El desarrollo físico y motor en la infancia abarca tres ámbitos: físico, psicosocial y cognitivo, que explicaremos a continuación.
Según cifras de Unicef, 200 millones de niños padecen de retraso en el crecimiento, y unos 340 millones sufren de hambre oculta. Es decir, de falta de nutrientes esenciales y vitaminas
Desarrollo físico en la infancia
La infancia es una etapa que comienza cuando una persona nace y abarca hasta el final de su juventud. Durante todo ese tiempo ocurren numerosos cambios físicos, de los cuales, los padres deben estar muy atentos. En este periodo se desarrollan las habilidades motoras finas y mayores.
Cuando son bebés, comienzan a usar las manos y los dedos, y cuando son un poco mayores, aprenden a “hacer la pinza con los dedos” o a utilizar las tijeras. Y muchos otros aprendizajes que les aseguran un desarrollo físico sano.
Las señales que no indican, por contra, un buen desarrollo físico pueden ser un retraso en la acción de rodar, sentarse o caminar, un control inadecuado de la cabeza y del cuello, rigidez o flacidez muscular, retraso del habla, dificultad para tragar, una postura del cuerpo flácida o incómoda, torpeza en sus movimientos, o espasmos musculares.
Desarrollo psicosocial en la infancia
El desarrollo psicosocial en la infancia implica la capacidad que tiene un niño para formar relaciones y manejar sus emociones, como cuando un bebé sonríe, dice hola y adiós, o cuando tiene alrededor de 5 años y puede jugar con otros niños en la escuela.
En este periodo aparecen las comparaciones con los demás, el querer hacer infinidad de actividades y planes. Los niños, aquí, ya son capaces de reconocer sus habilidades y las de sus compañeros y quieren ponerlas a prueba continuamente. Insisten en enfrentarse a tareas más desafiantes, quieren apuntarse a todos las actividades habidas y por haber, surgen los “te echo una carrera hasta…” y los enfados cuando pierden un juego o una competición.
Es importante, en este sentido, ofrecerles una estimulación positiva por parte de padres y también profesores y amigos, reconocer los logros y ayudarles a calibrar desde el realismo hasta dónde pueden llegar en sus desafíos para que no se afiancen en el sentimiento de inferioridad.
Desarrollo cognitivo en la infancia
El desarrollo cognitivo en la infancia es la capacidad que tiene el niño de aprender, razonar y resolver problemas. Una persona nace con la necesidad de explorar a su alrededor con sus ojos y manos.
Es de este desarrollo y etapa, fundamentalmente, de las que va a depender su bienestar y adaptación al entorno. Si un niño no puede o no logra madurar adecuadamente, puede sufrir posteriormente problemas adaptativos y de integración social. Resulta decisivo que velemos por que los niños logren superar las etapas con madurez y capacidad de adaptación.
El desarrollo cognitivo en la primera infancia puede determinar el correcto desenvolvimiento en los siguientes años y etapas escolares. Es decir, aquellos niños y niñas que logran un correcto desarrollo cognitivo cuentan con habilidades y personalidades fuertes.
Diferencia entre primera y segunda infancia
La primera infancia abarca desde que los niños nacen y hasta los tres años. Durante esta etapa, a los bebés les comienzan a crecer las extremidades y hay diversos cambios en su cuerpo. Cada mes, su estatura y peso aumentan, comienzan a gatear y caminar, etc. También experimentan nuevos sabores, olores, texturas, colores y sonidos.
La segunda infancia va desde los 3 hasta los 6 años. El niño tiene un peso más equilibrado, le comienzan a salir todos los dientes, sus extremidades siguen creciendo, tiene equilibrio y diversas habilidades físicas y psicosociales. Diferencia los olores, colores, los sonidos, las texturas y las distintas formas de los objetos.
Educación nutricional en la primera infancia
El desarrollo físico en la primera infancia de un niño va a depender, en gran medida, de la educación nutricional que reciba, y la falta de ella puede causar un inadecuado desarrollo evolutivo en la infancia. En muchos países subdesarrollados incluso influye en el aumento de la mortalidad infantil. Una buena alimentación en los primeros años de vida de una persona es fundamental: sienta sus bases alimentarias y la protege de enfermedades, algo clave en el desarrollo evolutivo del niño de 0 a 6 años.
El desarrollo motor en la primera infancia es primordial y dependerá de los aportes nutricionales que le proporcione al organismo. Por ejemplo, la Organización Mundial para la salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y comenzar con alimentación complementaria a partir de allí, con una dieta sana y equilibrada.
Los niños necesitan una atención integral en la primera infancia para tener un correcto desarrollo de los huesos, dientes, músculos y todo el cuerpo, en general. Requieren energías proteicas elevadas, más que los adultos. Teniendo en cuenta que la población infantil es propensa a sufrir desnutrición y malnutrición, deben alimentarse bien y tener unos hábitos alimenticios sanos.
La malnutrición y desnutrición en la primera infancia
La malnutrición y desnutrición está directamente asociada a la pobreza. El difícil acceso a los alimentos impide a muchos niños entre 0 y 6 años crecer y desarrollar su pleno potencial. Según cifras de Unicef, 200 millones de niños padecen de retraso en el crecimiento, y unos 340 millones sufren de hambre oculta. Es decir, de falta de nutrientes esenciales y vitaminas. Para evitar esta situación es necesario cubrir una serie de requerimientos nutricionales en la primera infancia.
El retraso en el crecimiento es un indicio de que los niños no se están alimentando bien, especialmente en países pobres donde hay un elevado índice de desnutrición infantil. Son síntomas de que esos niños han tenido privaciones de alimentos y es predicción de otros problemas de salud en el futuro.
La educación nutricional: una inversión estratégica
En Acción contra el Hambre trabajamos para que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el 2030, que incluyen la erradicación de la pobreza y el acceso a los alimentos en los países más pobres del planeta. Uno de nuestros objetivos principales es lograr una disminución de la tasa de mortalidad infantil, para lo cual es fundamental tener en cuenta los niveles de desnutrición y malnutrición en la población más joven.
Es hora de actuar y estamos llevando a cabo proyectos necesarios para que millones de niños tengan una alimentación sana y equilibrada. ¡Juntos, podemos hacerlo posible! ¿Nos ayudas a conseguirlo?