Gambia

En 2021, Gambia siguió sufriendo los efectos de la pandemia de la COVID-19, incluida una tasa de inflación a mediados de año del 6,9%, según el Fondo Monetario Internacional. Antes de la pandemia, ya casi la mitad de la población, y la mitad de los niños y niñas del país, vivían por debajo del umbral de la pobreza, y se calcula que la crisis sanitaria empujó a otras 25 000 personas a la pobreza extrema.

A pesar de esta situación, de la vulnerabilidad del país a las catástrofes climáticas, como las sequías y las inundaciones, y de que las elecciones presidenciales de 2021 fueron consideradas justas y pacíficas –lo que contribuyó a la estabilidad política–, la labor humanitaria este año estuvo marcada por la escasa atención financiera de los donantes internacionales.

La misión siguió trabajando en proyectos de desarrollo, cuyo objetivo principal era reforzar la seguridad alimentaria como componente clave de la seguridad nutricional, contribuyendo eficazmente a la resiliencia nutricional de los hogares vulnerables a través de un paquete de intervenciones específicas sensibles a la nutrición; promover y reforzar las capacidades de adaptación al cambio climático y dotar a las comunidades de herramientas para la transición a una economía sostenible, y mejorar la gobernanza de los sistemas de prevención y gestión de crisis alimentarias y nutricionales en África Occidental y el Sahel.

Además, nuestros equipos respondieron a las necesidades inmediatas con programas de emergencia destinados a aumentar significativamente el número de menores en situación de desnutrición que reciben tratamiento para salvar sus vidas en las zonas de emergencia del Sahel. Casi 33 300 personas, o 3700 hogares, recibieron ayuda alimentaria (dinero en efectivo, animales, semillas, etc.)